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DOMINGO DIEZ Y SIETE -
.
y
aunque vestian pobremente, tenian cuidado de ir siem–
pre muy li'.Tlpios
y
aseados. Eran tan vanos como
los.
fariseos; no
se
casaban , pero no por esto eran mas cas–
tos. Finalmente, lo atribuían todo al destin0 y al influxo
de los astros.
Los saduceos eran los mas disolutos de estos secta–
rios
:
negaban obstinadamente· la exístencia de todas las
substancias espirituales criadas, la inmortalidad del alma,.
y
por consiguiente la resurreccion de los cuerpos; por
lo demas convenían en bastantes cosas con los samarita–
nos, cuyos errores adoptaban, excepto el que iban
á
ado ..
rar
á
Dios en Jerusalen ; participaban de todos los sa–
crificios de los judíos, lo que detestaban los ótros ; ob–
servaban la ley, por gozar de las ventajas temporales que
prometia,
y
por evitar los suplidos con que castigaba
á
los transgresores durante esta vida; desechaban toda
suerte de tradiciones, en lo que se oponian mucho
á
los
fariseos, que les preferian
á
la misma ley. Los fariseos
pa·
rece haber querido imitar
á
los estóicos ,
y
los saduceo¡
á
lbs epicúreos. Habia entre estas dos sectas una enemis–
tad y una guerra irreconciliable;
y
si los saduceos eran
mas impíos en sus dogmas,
á
lo menos tenian menos va–
nidad,
y
eran menos hipócritas en sus costumbre . San
Gerónimo dice, que Hilel fue la cabeza del fariseismo.
San Epifanio cree que los esenos
ó
jesenos, como él los
llama, eran una secta de samaritanos,
y
que su nombre
venia de Jesé, hermano de David, cuyo nombre, segun
él, significa médicos ; calidad que convenía á los esenos,
que querian ser tenidos por médicos de las almas. Se da
por cabeza de los saduceos
á
Sadoc, discípulo de un doc •
tor llamado Antígono. Sea lo que fuere de los autores
y
del principio de esta secta, lo cierto es, que por mas di–
ferentes y opuestas que fuesen entre sí en dogmas, en
costumbres
y
en supersticiones , todos estos sectarios
pre–
tendian tener
á
su favor las santas Escrituras: tanta ver–
dad es, que jamás ha habido hereges que no hayan pre–
tendido áutorizar los mas groseros errores con el abuso
qt.tehan hecho de la Escritura. Estos son los enemigos
conquienes Jesucristo tuvo mas que combatir durante
to–
do el tiempo de su vida pública,
y
los enemigos tambiea
con quienes menos contemporizó.