DESPUES DE PENTECOSTES.
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derramado sobre su Iglesia , dándola el
Espíritu
santo;
y
desea que este Dios de bondad
y
de misericordia acabe
en los fieles la gracia que ha empezado , que les sosten–
ga en sus aflicciones, que les asista en sus tentaciones, que
les confirme en el bien, que les conceda por último el
don de la perseverancia para que lleguen
á
la gloria ,
y
consigan las coronas que solo se concederán
á
los que hu–
bieren peleado legítimamente hasta el fin. Como si les
dixera: por la gracia de Jesucristo habeis sido llamados
á
la fe .,
y
ha
beis entrado en el gremio de la Iglesia ; pero
no basta esto; es menester
sostener
esta feliz vocacion con
la práctica de todas las virtudes ,
y
sobre todo, con una
generosa paciencia en medio de las adversidades; las que
á
manera del fuego que purifica el oro, lejos ele abatiros
ó
consumiros, deben hacer mas pura
y
mas resplandecien–
te vuestra virtud. Tampoco basta haber sido llamados
á
un estado tan santo, ni el haber brillado en él por el res–
plandor de vuestras virtudes; es menester perseverar has–
ta el fin, pues la gloria· no se da en recompensa sino
á
la perseverancia final. Así lo espero de la misericordia de
nuestro Dios, el que acabará de perfeccionar su obra,
perficiet;
la afirmará contra los vientos
y
las olas de la
persecucion ,
confirmabit
;
y
la
hará eterna por medio de
la gracia de la perseverancia,
solidabitque.
A
él se debe
la gloria
y
el soberano poder por los siglos de los siglos:
/psi gloria et impefium in scecula sceculo11um. Amen.
Te–
niendq Dios el supremo poder,
y
no pudiendo resistirle
ninguna cosa, no debeis temer
á
la malicia de los hom-
. bres: se valdrán de mil med ios para aterraros , para in–
quietaros, para perderos; pero tened una firme confianza
en su pondad, pues todos los hombres juntos no podrán
arrandaros un solo cabello sin su permiso;
y
toda su ma–
licia no puede servir sino para aumentar vuestro mérito.,
y
hacer vuestra virtud mas bri11ante
y
de mayor precio.
Pero no ceseis de dará Dios
to.dala gloria que se le de–
be;
y
por mas virtud que
os . parezca teneis, por mas
buenas obras que podais haber hecho, reconoced que to–
do viene de su mano.
El evangelio ca'enta la priesa
y
la impadencia con .
que los publicános
y
peoadores públicos·%an
á
oi r
á
Jesu·
cristo, embelesados de la dulzura
y.
benignidad con que
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