Table of Contents Table of Contents
Previous Page  16 / 414 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 16 / 414 Next Page
Page Background

8

DOMINGO TERCERO

los recibia este divino Salvador,

y

del zelo que mostraba

tener por su salvacion, al paso que los soberbios

é

hipó–

critas fariséos no se dignaban ni aun sufrirlos un momen–

to en su presencia.

Nunca proponia el Salvador cosas dificiles

y

de una

alta perfeccion, que no pro'curase suavizar las dificulta–

des con algun temperamento ,

y

por lo comun con algu–

na parábola, cuyo sentido alegórico alentase

á

los peca–

dores,

y

excitase su confianza. Sabia mezclar el amor con

el temor;

y

si por una parte aterraba

á

sus oyentes, por

otra los movia , los consolaba,

y

los ganaba de tal suerte

con su dulzura, que jamás se cansaban de oírle. Todos,

ClUn entrando los publicanos, gente desacreditada entre los

judíos,

y

reputados por peca.dores públicos y escandalosos,.

todos buscabán su conversacion,

y

le oían con gusto,

y

así eran siempre recibidos con agrado

y

con ternura. Mµr–

muraban de ello los escribas y fariseos ,. y decían

á

voces

que un hombre como Jesucristo, que tenia una vida tan

santa

y

tan perfecta , no debia permitir se llegasen á él

los pecadores ,. ni debia tener comercio alguno con éllos.

La indignacion y las murmuraciones. de los faiiséos, dice

san G1·egorio , nos hacen ver que así como la verdadera

justieia está llena de compasion , así la falsa justicia no

tiene sino dureza y

ac~día.

No hay hipócrita que no qui ..

siera exterminar todos los pecadores,

y

cuyo zelo no esté

lleno de granizo

y

de rayos. No es esto, añade este Padre,

no es esto decir que los justos no se indignen alguna vez

contra los pecadores; pero hay una gran diferencia entre

lo que nace de la soberbia,

y

lo que viene de puro ze1o de

la gloria de Dios

y

de la salvacion de las almas. Los

justos reprendiendo por

zelo,

conservan

en

el corazon

la mansedumbre insepar able de

la

caridad : aborrecen el

pecado,. pero aman al pecador ,

y

estiman á aquellos

á

quienes corrigen; pero aquellos

á

quienes una falsa opinion

(!e su mérito llena de orgullo , desprecian

á

todos

lo~

<le–

mas,

y

no tienen la menor lástima de los flacos

y

misera–

f;>les; tal es el caracter de todo espíritu de

partido~

De es–

te

número eran los fariséos, dice el santo Doctor,

y

por

.eso el Salvador les propone continuamente el maravilloso

exemplo

de

su

mansedumbre, regularmente baxo de al–

~una

parábola.