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DESPUES

DE

PENTECOSTES.

5

bre

la

buena voluntad que os asiste , ni sobre vuestra ino–

cencia: velad sin cesar , estad siempre sobre las armas,

porque vuestro enemigo el

d~monio

, semejante

á

un lean

rugiente, anda por todas partes buscando en quién hacer

presa. Vosotros estais , es verdad, como en un cercado

y

en el redil

á

la vista de Jesucristo vuestro divino pas–

tor; pero este pastor bueno él mismo os exhorta

á

orar

y

á

velar para no ser sorprendidos de este leon ru–

giente, que no duerme,

y

que continuamente da vueltas

para .devorar

á

cualquiera que salga del redil,

y

tam–

bien para entrar desde

el punto

que perciba la menor

brecha ; y si llega

á

entrar ,

¡

qué

destrozo

!

Estáos en

el redil; es decir, en la Iglesia católica , apost61ica , ro–

mana; lo mismo es salir de élla por la apostasla

ó

por el

cisma, que ser devorados. Pero. no basta estar dentro del

redil , es menester una vigilancia eterna ,

y

estar día y

noche. alerta contra un enemigo que está al pie de la

muralla buscando algun subterráneo para entrar por él en

la plaza,

ó

para poner fuego

alguna mina,

y

dar lue–

go el asalto.

El

demonio no se cansa ni duerme. Suti.1,

hábil ,

astuto , observa los parages febles ,

y

contra éstos

emplea siempre todas sus fuerzas. Si hay algun descui–

do en reparar las brechas,

ó

en fortificar los puestos mas

descubiertos , la plaza está tomada.

Cui resistite fortes in

ftde.:

Resistidle , poniendo vuestra fuerza en la fe. Estas

son las armas que vencen al demonio

y

al mundo:

Htec

est victoria

qute

vincit

mundum

,

ftdes nostra.

Tomad en

todo trance el escudo de la fe, en el cual se apagan to–

dos los dardos encendidos del maligno espíritu;

Scutum

ftdei,

in

quo

positis omnia

~e/a

nequissimi

ígnea

extingue–

re.

La fe nos descubre tanto los bienes infinitos

y

eter–

nos

q~e

debemos esperar, como los males que debemos

evitar,

y

los medios de que debemos valernos. La fe nos

inspira la confianza en Dios, el espíritu de oracion, la

vigilancia, y el temor saludable de los enemigos de nues–

tra sal vadon. Sin la fe todo es flaqueza , todo tinieblas,

todo ílusion, todo error. Por eso el demonio dexa muy.

en reposo

á

los que han perdido la fe,

y

ya no e tán

en la Iglesia. Como sabe que la fe es el fundamento de la

salvacio ·1 , se cuida poco el enemigo de arruinar por sí

mismo un edificio que falta por los cimientos. Los cris·

Tom. V.

A 3