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JUEVESJ:CtlARTO

pararse, aunque la cosa

sea 'P.~

tan .pr:>ca

'cQ~.secuencia.

¿Y

qué

~iempo.,

buen

Dios~ , ern.ple~m0J>

.41:!tapte

a.a

,y¡da,

; en~

prepararnos para la muerte, _siendo ,asf que esta prepa–

racion

pedia todo el tiempo de la vJda

~

.n

}

,.

1

c~~sidera

que no

p;~e~os . ~re;~:~.~il~_/ci~m~i'ado

.pa-

ra hacer bien lo que no se puede ha:cer mas de una vez,

cuando de esta sola vez depende nuestro ·destino eternor

,

Si

no ,fuese tan difícil tener' una buena muerte des:..

pues <ie habernos dispuesto tan poco

par.~morir

bieo

~.les:

s,antos habrianf heaho mal en haber 'heeho:::.tantos gastcos;r

y

en haber empleado toda · su vida. emesta •pre:paracion.

¿A

qué fin tanto ayunar, tanto orar, deriFamar t·ántas

lá-–

grimas?

i

á

qué fin cortar todo comercio con, el

mundo~

por tener la ventaja de lograr una santa

mu~cte. ,

cuando

si.nJtodas estas precauciones,

y

sin ningua Jptepaqttivo .se

puede morir tan santamente?

1

1

~,

·

, lf¡,

·111.r~

. E sa persona jóven, que en lo mas

ºfionidwide

su- edad

renuncia todo lo que mas lisonjea,

y

va .

á

sepü.ltarse eh

el claustro,

i

qué pretende sino disponerse para tener una

santa muerte?

i

Nos atreveríamos

á

no alabar,

á

,no ad–

mirar

su

cordura

y

su resolucion?

i

Y

qué, mientras

nues.~

tros hermanos,, nuestras hermanas., nuestros amigos-

pa-1

san sus dias en el re.tiro,

y

en los rigores de

la pe

niteo-,

da para disponerse

á

,tener una santa muerte , pa.ra, alcan–

zar la gracia de la perseverancia final, nosotros eri me–

dio del tumulto del mundo

y

de los placeres, nosotros

en

un

olvido eterno

de

esta muerte, en una ignorancia

crasa de la preparacion para .la muerte, aguardamos

y

esperamos tranquilamente una: muerte cristiana,

espeJa~

mos estar dispuestos

á

la hora de la muerte,

y

morir·

b ien?

¿Por ventura hay cosa

á

que el Hijo de Dios, que pre–

ve ía nuestra n.egHgencia, nos haya exhortado tanto como

á

est a pseparacion

?

·

.

. . Velad, nos dice (

Matth.

125. ),

porque no sabeis á qué

hora ha de venir vuestro Señor. E stad apárejados, dice

en otra parte ,i velad

á

toda hora , porque

á

la hora

q.u~

meqos penseis

vendrá

el

Hijq_

del hombre. Y lo que os digo-