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DE

CUARESMA,.

un bien sólido que se tiene. Si este placer es imaginario

ó

superficial: si ·este bien es falso

y

vado, el gozo es va–

no: cuando mas, es un sueño agradable que regocija

y

divjerte; pero divierta

y

regocije cuanto se quiera, siem–

pre'

será · v~-rdád

i],

qe''n0

esrfllas qúe un sueño:

riO'

bien se

há'despe'r'tada

'de

i

él1 cúando s'e

·éor.re

y

se indigna una

persotra

dF

fi~qe'.r~'e reidd.'du~r?i~ndo.

Gentes del mundo,

vuestros gozos. np

1

son mas solidos; pero las pesadumbres

que \os acompañan,

y

la amargura que va desleída en

~lloS; ,

no sor:i sup,erficiªles. Es verdad que las sabeis di–

.sirn,µlar,

y

._spbre ,e~t~

disfraz

y

disimulo estriba tod

ª'

vues–

tra pre.renclida felicidad. -

i

Pero no

os

cuesta .nada el ha–

cer coatínuamente un papel, q1:1é de.

nin~ún

modo os com–

viene? Se Hora baxo la mascarilla mas risueña;

y

la tris–

teza reconcentrada deseca 10s huesos. Si á lo menos estos

dolores mudos, estas

ama~;guras

· _interiores, estas cru–

ces

invis~bles,

est<is· pesadumbres secretas pud"iesen ser de

alguna utilidad para la' otra vida, se 'consolarían los que

las padecen de la violencia que

es

preciso hacerse du–

r ante ésta. Pero las cruces invisibles de los mundanos son

como la semilla de los suplicios

y

arrepentimientos in–

fructuosos

y

eternos de la otra vida: deplorables

y

las–

timosos en el tiempo,

y

aun mas infelices por toda la

eternidad. Confesemos, que solos los que están en el ser.

vicio de Dios, que solas las gentes de bien pueden gus–

tar de un gozo puro, de un contento lleno

y

meduloso,

de una verdadera felicidad, aun desde esta vida, gustan–

do con anticipadoµ al

pie

del Crucificado los gozos del

cielo. Se pu de decir en algun módo·, que los únos y los

ótros disimulan

y

aparentan lo que no hay. Las gentes

del mundo, baxo un exterior risueño, alegre, florido,

ocultan unas pesadumbres que los consumen,

y

una tri s–

teza mortal. Las gentes de bien, los verdaderos siervos

de Dios, baxo un ayre recogido, baxo un exterior mor–

tificado, baxo una modestia cristiana

é

inalterable , go–

zan de una paz dulce

y

deliciosa: gustan las dul zuras in–

teriores, que son inefables,

y

su alma está inundada de

un torrente de gozo desconocido, incomprensible

á

los

mundanos. Algun <lia todo el mundo comprenderá este

misterio.