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DE CUARESMA.

!293

' . El

evangelió contiene la ·historia del hijo .único de una

viuda de Naim, ciudad

de~Galilea,

poco distante del mon-

te Tabor. .

. k

, El dia despues qúe Jesucristo curó al criado del Centu–

rion, se

fuá

á

la pequeña ciudad de Naim, hácia los con–

fines de la baxa Galilea. Ib'an ·en·su seguimiento sus discípu-.

los

y

otras muchas gentes.atraidás de.sus milagros

y

sus

ins't:rúcciohes_, ordéhándolo así la Prov.idencia, par? que la

maravilla que iba á hacer tuviese mayor nómero d'e tes !.

tigos. A a

lgunos pasos de la ciudad encontró un acompa–

ñamien.to

de gentes que llevaban

á

enterrar un mancebo,

hij

o· único de una viuda, que babia muerto el día antes. Los

lloros ide una madre excesivame.nte afligida por la 'pérdida

de ·un

hijff,

que era todo su consuelo

'Y

toda su esperanza,.

enternecieron ·el corazon del Salvador, el que no pudo ver -

la llorar

y

suspirar sin moverse á compasion. No aguarda

el Salvador

á

que se le suplique: nuestros males excitan

si.empre su compasion. ¡Cuántas veces previene nuestras

necesidades, nuestros deseos

y

nuestras súplicas! A

cercán–

dose Jesus

á

aquella desconsolada madre, la dice que.no

llore : se llega despues al atahud, pone sobre él su mano,

y

mandaá los que le llevabaA que se detengan;

y

dice al muer–

to, como árbitro de la muerte y de la vida: Mancebo, le–

vántate, yo te lo mando. ¡Cosa admirable! Oye el muer–

to esta voz omnipotente, y obedece: resucita, se incorpo–

ra, se slenta en el féretro , reci:obra el habla , sale del ata -

hud, y despues de haber dado·gracias á su bienhechor, co–

rre á abrazar á su madre. Las lágrimas que el dolor hacia

correr de los ojos de la madre, se convierten al punto en

lágrimas de gozo por un milagro no esperado, obrado por

una sola palabra del Salvador, que la entrega su hijo vi–

vo

y

sano. Cuantos fueron testigos de este prodigio, que–

daron atónitos y penetrados de un santo terror, que les ha–

cia decir con profundos sentimientos de admiracion,

y

del mas vivo reconocimiento: Verdaderamente tenemos

entre no otros el mayor profeta que jamás ha habid o : el

Señor se ha dignado visitará su pueblo, enviándono. aquel

gran profeta que nos tenia prometido,

y

ha querido hacer

ostension de su poder á nuestros ojos.

Tales son los pasos que da el Señor para excitar, con–

vertir

y

re ucitar al pecador. Se acerca á él aunque está

Tom. 11.

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