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L

CUARTO DOMINGO

venida.

Utinam dirumperes ccelos, et descenderes

:

Baxads

Señor, aunque para ello sea necesario que rompais los cie–

los. De e te modo manifestaban los santos del antiguo

Testamento los ardientes deseos que tenian de que vinie–

ra al mundo el Salvador. La Iglesia no muestra menos im–

paciencia : les toma prestadas sus expresiones ,

y

sus de–

seos son todavía mas fervorosos.

i

Cuáles deben ser, pues,

. los nuestros? Toda nuestra felicidad está puesta en Jesu–

cristo; nuestra sal vacion eterna depende de su venida.

· iCon qué impaciencia.aguaTda .un cautivo á su redentor?

Cuanto mas pesadas son sus cadenas y mas dura su escla-

1

vitud, tanto se aumenta mas el deseo de su libertad. No

cesa de preguntar,¿ cuándo ha de ven'ir su libertadod ·Si

se le ha prefixado el tiempo, cuenta todas las horas

y

to-

.dos los momentos ;

i

pero cuál es su gozo, cuáles sus

transportes cuando sabe que ya está cerca su salvador?

Sus

d~seos

crecen con su impaciencia; nada piensa sino eu

el día de su libertad. Le dicen, que no faltan sino tres dias,

m~<\io

dia: ¡Buen Dios, qué impaciencia, qué santas an-

.siaS1

i

Por qué no experimentamos nosotros la misma im–

paciencia, ios mismos deseos ,

la

misma inquietud ? Den–

tro de seis dias, dentro de tres, dentro de pocas horas llega

el

aniversario del dia feliz del nacimiento del Salvador;

·

i

cómo no hacemos nosotros iguales votos?

i

por qué no im·

portunamos al Séñor con semejantes preguntas? .ba Iglesia

nuestra buena madre nos precede con su exemplo; ¿por qué

no la Í\'ílitamos? porque ha

y

en nosotros poca fe ,

y

me–

nos verdaderos deseos de nuestra salvacion.

PUNTO SEGUNDO.

C~nside~a

como nuestros deseos son siempre partos de

nuestras ideas. Jamas deseamos mucho lo que estimamos

en poco.

i

Comprendenws bien las consecuencias de esta

/ verdad experimental?

i

Con qué frialdad vemos acercarse

el día del hacimiento del Salvador? S<!ñal clara de que le

conocemos poco, de que no hace impresionen nosotros el

exceso de su amor : señal de que solo tenemos una idea

im–

perfecta de las ventajas que nos trae su venida: señal de qu·

el triste estado de error, de cautiverio, de pecado en que

estamos, nos

agrada:

señal de

que

amamos al mundo,

cu-