Table of Contents Table of Contents
Previous Page  351 / 396 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 351 / 396 Next Page
Page Background

DE CUARESMA.

337

REFLEXIONES.

Todas las almas

so~

mias.

Dios

es quien habla; nosotros

le pertenecemos por muchos títulos: somos de Dios por el

derecho de la creacion, de la redencion, de la conserva–

cion y de la adopcion;

i

pero somos suyos por la voluntad,

por inclinacion, por amor, y por una entrega inviolable?

. Somos enteramente de nuestros pla.ceres, de nuestros ne–

gocios temporales, de nosotros mismos: somos del mundo

hasta ser sus esclavos; somos de los grandes hasta envi–

le~ernos;

somos de nuestros amigos hasta sacrificar en favor

de éllos nuestro tiempo y nuestro descanso; ipero somos de

Dios

con esta universal dependencia? Un

se~or

manda,

y

es oqedecido;

u111

príncipe insinúa su ·voluntad, ¡buen

Dios!

i

con qué priesa procuramos prevenir sus órdenes?

El

general de un exército manda guardar un puesto ,

ó

asaltar una brecha; se corre, se vuela

á

la execucion.

~a

vista del peligro, el riesgo de la muerte á lo árduo

de

la

empresa, excitan el valor,

y

tienen lugar de recom–

pensa;

i

pero se sirve

á

Dios con la misma fidelidad?

i

se

le obedece con el mismo fervor, con la misma puntuali ·

dad, con la misma ánsia, con el mismo valor?

Dios

ha–

bla, Dios manda; ¿pero son muchos los que le

escuchan~

Hace leyes;

i

pero quién las guarda? iAcaso se duda de su

autoridad?

i

se ignora su poder? de ningun modo; .P..orque

esto sería dudar de su existencia. Sin embargo, i hübo

ja~

más un padre menos amado?

i

un amo mas mal servido?

i

un soberano menos respetado de aquellos mis11;10s que le

deben el ser

y

la vida?

i

estamos muy reconocidos á sus

beneficios? itememos mucho sus castigos? ideseamos con

ánsia sus recompensas? El número de los que le sirven es

pequeño;

¡y

cuán pocos fieles servidores hay en este peque–

ño número!

i

Tenemos muchos soberanos dueños

á

quienes

atender, muchos salvadores

á

quienes amar?

i

tenemos

muchos árbitros de

nues~ra

suerte eterna

á

quienes temer?

Si parece que hay exageracion

en

esta enumeracian 'de

reflexiones, compárese la conducta de

la

mayor parte de

los cristianos con la regla de las costumbres, con las má–

ximas del evangelio; consúltese cada uno á sí mismo. iÜbe–

dezco yo

á

Dios con puntualidad

y

con

prontitud~

i

le

~~L

y