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DE CUARESMA.
en e ta primera semana. El temor sin la cónfianza arras–
t ra
á
la desesperacion ,
y
la confianza sin el temor inspi–
ra la presuncion.
La misa comienza por estas bellas palabras del sal–
mo
122.
Como los ojos de los siervos estan fixos en las
manos de su Señor para ver lo que les manda,
ri
lo que
les
d
•
así nuestros ojos estan fixos en el Señor nuestro
Dios hasta que
tenga
á
bien tener misericordia
de
nos–
otros.
La epístola de la misa de este dia es del capítulo 34
de Ezequiel, donde habiendo declamado vivamente el
Profeta contra los malos pastores de Israel, promete de
parte de] Señor un pastor único, que congregará sus
ove·
jas,
y
las conducirá
á
los pastos mas saludables: descri–
be aquí los cuidalios y las solicitudes con que viene él mis·
mo en persona á tomar el gobierno del rebaño, no fián –
dose mas de los siervos que babia enviado para apacen–
tarlas. Yo mismo ven.iré, dice el divino Pastor, á
bus~ir
mis ovejas,
y
las visitaré por mí mismo ; las congregaré
de todos los lugares en donde habian estado dispersas en
los dias de las borrascas
y
de obscuridad, en los tiem–
pos de persecuciones y de pmebas. Durante estos días de
obscuridad y de nublado es fac il que las ovejas se extravíen
y se pierdan. Los lobos se aprovechan siempl'e de las ti–
nieblas de la noche para arrebatarlas y devorarlas.
Y
o
apacentaré mis ovejas por mí mismo, continúa..
1
rofe–
ta; yo mismo ]as haré descansar, dice ei
Se.7 :~
nuestro
Dios; iré
á
buscar las que estaban perdidas, vendaré lás
llagas de las que estaban heridas, fortaleceré
á
las débi - –
les , conservaré á las gruesas ,
y
las conduciré á ·la recti–
tud
y
á la justicia.
i
Quién no vé que quien habla aquí
es el mismo Salvador, soberano pastor de nuestras
almas~
i
Pero ha
y
cosa en toda la Escritura mas á propósito pa–
ra excitar el amor
y
la confianza en este divino Pastor,
que ha hecho su·retrato en esta epístola, como tambiec1
lo hizo él mismo en el evangelio del buen
pastor~
Si esta epístola debe animarnos, el evangelio de este
dia debe hacernos temer. Habiendo venido el Salvador al
templo, despues de -haber confundido
á
los escribas
y
fa–
riseos dos dias antes de la última pascua que celebró con sus
discípulos, instruyó al pueblo sobre las mas importantes
Tom. l.
T