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PRIMER DOMINGO
o , osamos decir que el demonio nos tienta.
Huye
con
cuidado de todas estas ocasiones de pecar ; frecuenta la
oracion , .mortifica tus sentidos' doma tus pasiones ' vive
como cristiano; la tentacion será para ti un motivo de vic–
toria
y
de mérito.
2
No te expongas al peligro,
y
no perecerás en
él.
Desconfia sin cesar de tu natural ,
y
mira á tu amor pro–
pio como á tu mayor enemigo. Por santo que sea tu es -
, tado, desconfia de ti propio. Las mejores tierras abundan
siempre en malas yerbas si las falta el cultivo. Guarda
con una escrupulosa puntualidad tus reglas si estás en el
estado
rel~gioso;
desconfia de un celo demasiado impetuo-
' 'so ; sé
exa~10
observador de todos tus exercicios de pie–
dad ; no dei€s de hacer todos los días examen de concien–
cia ; haz
.qüe:ie
sea
.útil
el uso de los sacré\r.lentos ; con es–
tas precauciones,
y
pidiendo continuamente la ayuda del
cielo, las tentaciones purificarán tu virtud en lugar de
,hacerte daño.
(J
LUNES
PRIMERO DE CUARESMA.
Co~guna
cosa es mas á propósito para animar los
fieles á
la~hitencia
,
á
la práctica de las buenas obras
y
á la reforma de las costumbres, que el temor de los jui–
cios de
D~os;
la Iglesia, siempre atenta al bien de sus hi–
jos , les hace en el evangelio de este día una pintura vi–
va
y
espantosa del juicio último que Dios ha de hacer al
fin del mundo; pero al mismo tiempo templa este te–
mor con el retrato que nos presenta en la epístola del
buen pastor , que se toma un cuidado e:is.traordinario de
sus.ovejas,
y
que á nada perdona por impedir el que pe–
rezcan. Si el evangelio inspira un santo terror, la epísto–
la excita la confianza;
y
así el uno como la otra sirven
maravillosamente para hacer que se comience con alien–
to
y
c.ongozo la penosa carrera de la penitencia. EstQ
es lo que la Iglesia parece se propone particularmente