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LUNES PRIMERO

todas las gentes'

y

las llevaré al valle de Josafat,

y

allí disputaré con éllas.

Los Setenta leen

al valle del jui–

cio.

El benerable Beda pone este valle encre Jerusalen y el

monte Olivete.

Allí

en el silencio prof.undo

y

en la cons–

ternacion de todos los hombres, el Rey de los reyes, el

soberano Juez dirá á los que estarán á su derecha:

Ve–

nid,

benditos de

mi

Padre,

á

poseer el reyno

que

ha sido

preparado para vosotros desde

la

creacion del mundo.

¡

Qué gozo , dice san Cris6stomo, qué consuelo , qué hon–

ra la de estas

pal~bras

para aquellos con quienes habla·

rán! Jesucristo no les dice: Recibir el reyno, sino po·

seedle, como vuestra herencia, como un bien que es vues–

tro, que habeis recibido de vuestro padre ,

y

que os es

debido de todo tiempo; porque yo le preparé para vos–

otros aun antes que estuviéseis en el mllpdo; porque yo

sabia desde la eternidad que vosotros seríais lo que sois;

y

porque siendo fieles

á

la gracia, habeis tenido la ca–

ridad.

Porque tuve hambre, y vosotros me dísteis de co–

mér.

Como si Jesucristo dixera, dice san Agustin : Vos–

otros sois deudores á la Justicia divina, porque habeis pe–

cado; sin embargo entrad en mi reyno; yo

u~o

con vos–

otros de misericordia, porque tuve hambre, y me dís–

teis de comer. No os abro el cielo por no haber peca–

do, sino porque habeis rescatado vuestros pecados con

vuestras limosnas. En vano es acusado por sus pecados,

dice san Pedro Crisólogo, el que es excusado por el po–

bre;

~al

pobre, hace de su juez su deudor. Despues

dirigiéndose

á

los que estarán á su izquierda, les dirá :

Apartáos, malditos, apartáos de

mi,

id al

fuego

eterno,

que habia

sido

preparado para

el

demonio

y

sus ángeles.

Como si Jesucristo dixera, dice san Crisóstomo: No

soy

quien os ha preparado esos fuegos. Yo babia dispuesto pa–

ra vosotros un reyno; esas llamas no se habían prepara–

do sino para los demonios. Echáos

á

vosotros solos la

culpa de vuestra infelicidad, vosotros os babeis precipi ·

tado voluntariamente en esos abismos. A vista de esto,

i

quién tendrá por muy largos los ayunos de la Cuares–

ma,

y

por muy duro e1 rigor de la

penitencia~

Id al

fi1e–

go eterno, que se preparó para el demonio

y

sus ángeles.

Notad, que no dice del suplicio eterno, como dice de la

recompensa eterna,

qµe

ha

sid~

preparado para vosotros