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PRIMER

DOMINGO

rante la Cuaresma se dígan las vísperas antes de c0mer en

los dias de ayuno. Esta indulgente anticipacion de la

ha:

ra de comer ha dado ocasion

á

lo que se llama colacion

los días de ayuno: al principio no fue mas que una permi–

sion de beber un poco

á

la caida de la tarde, no ignoran–

do, que el espíritu del ayuno eclesiástico pide que se

ayu~

ne

veinte

y cuatro horas. El temor que se tu vo de que el

beber sin comer dañase

á

la salud,

hizo

que se añadiese

un pedacito de pan. Esta pequeña refeccion se llamó co–

lacion, por haberla fixado los religiosos al tiempo de la

tarde, que precedia

á

la lectura de las colaciones

o

con–

fereQcias de los antiguos monges, las que se leían todas

las tardes antes de completas. En los mas santos monaste–

rios, y sobre todo en el de Cluni, se estableció por un es–

píritu de una mas exácta regularidad, qUf. en lugar de te–

ner esta lectura los dias de ayuno en el claustro

ó

en la

sala capitular, c-0mo los otros dias, se tuviese en el re–

fitorio; y desde entonces la palabra colacion se

~omuni­

có'1.fosensiblemente de la lectura de las conferencias

ó

co–

laciones

á

la pequeña comida que precedia inmediata–

mente á la lectura.

Statuimus

,

dicen la

s constituc

iones

de la congregacion de Cluni,

quod

hora

potatior.is

sero–

tinte qute apud nos collatio nuncupatur, omnes co11veniant.

La tolerancia de la Iglesia autoriza suficientemente el uso

universalmente recibido de la colacion ; pero de ningun

modo ' ret.ende que esta colacion sea una segunda comida;

y

es

·

.;;~rto,

que la co1acion que una gran parte de las

gentes

hace~1

el dia de hoy, quebranta el ayuno. San Cár–

los en las reglas que hizo para sus domésticos, solo les per–

mite onza y media de pan,

y

.un poco de vino para ha–

cer colacion en Cuaresma. Se cuenta de san Espiridion,

obispo de Tremitunta en Chipre, y del santo solitario Mar–

ciano , que quebrantaron el ayuno por caridad en oca–

sion de haberlos ido

á

ver ciertos extrangeros; pero este

era un ayuno de devocion y de regla. El ayuno de la re–

·gla es libre, respondieron al abad Casiano , mas la cari–

dad es la perfeccion de la ley divina; pero lo que se llama

la regla del maestro, porque es Jesucristo quien habla en

·élla, dice positivamente, que los ayunos de Cuaresma son

inviolables por cualquier pretexto que sea, sin que se ten–

'ga respeto alguno

á

que vengan

huéspedes:

Jejunium in