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VIERNES
Dios no se dexa vencer en liberalidad: vosotros ayunais,
os mortificais, entrais en el espíritu de la Iglesia, acompa–
ñando vuestro ayuno y vuestra penitencia con obras de
caridad;
y
yo, dice el Señor , os colmaré de toda suerte
de bienes. Lejos de alterar vuestra salud la abstinencia
y
y
el ayuno, jamas habrá sido tan perfecta
y
tan florecien–
te.
Sanitas tua citius orietur.
Vuestras oraciones serán in–
faliblemente oidas;
y
aun prevendré vuestros deseos y vues–
tros votos :
Tune invocabis, et Dominus exaudiet:
f lama–
bis, et dicet; Ecce adsum.
¡Buen Dios, qué habil es el
demonio! ¡qué bien sabe el arte de engañarnos, y de ha–
cer que nos sean inútiles los medios mas propios de san–
tificarnos! El santo tiempo de Cuaresma se representa
á
muchas personas como un tiempo horrible , obscuro y fe–
cundo en tempestades; tal es para aquellos.$iue no la obser–
van, ó que no la guardan como conviene. Pero es un tiem–
po de bendiciones, de consuelos
y
de gracias para aquellos
que hacen de la Cuaresma un tiempo de salvacion por las
o~·as
de piedad y de caridad que añaden á su penitencia.
Orgamos al mismo Profeta:
Cum ejfuderis esuriente animarn
tuam, et animam af flictam repleveris:
Si socorriéreis al po–
bre1con una efusion de corazon, y si llenáreis de consuelo
~
las almas afligidas :
Orietur in teneóris lux tua:
vuestra
- luz nacerá en las tinieblas: vuestra religion y vuestra vir–
t ud brillarán baxo de vuestra modestia y baxo de ese ay–
re de reforma; y vuestras tinieblas, esto es, ese ayre de
reco
•,;. :..,., .to, de retiro, de reforma , será como el me–
diodía~
Et
·~1ebrce
tuce erunt sicut meridies.
No hay perso–
na religiosa:\" casi no hay cristiano que no.ayune la Cua–
resma; ide dónde, pues, nac
e que este ayuno es seguido
de tan pocos
frutos~
Nace de
que.nose ayuna segun el es–
píritu de Jesucristo
y
la intencion de la Iglesia. No ayu–
neis en adelante, dice el Profeta, como habeis ayunado
hasta aquí:
Nolite jejunare sicut usque ad l¡anc diem.
Ayu–
nad desde hoy en mas con un espíritu drJ penitencia, de
inocencia y de caridad.
Como el perdop de las injurias,
y
el precepto de amar
á
los enemigos son propios
y
particulares de la nueva ley;
' y
como todas las buenas obras, entrando la penitencia
ma~
austéra, d·e nada si rven sin este amor, la Iglesia, que na–
da desea tanto como la salvacion de sus
hijos,
qu.erie.ado