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CUARTO DOMINGO
bo encarnado :
Et cum iterum introducit primogenitum
fo
orbem terrce
,
dicit
:
Et adorent eum omnes angeli Dei.
Y
cuando hace entrar seg
unda vez en el mundo
á
su Primo–
génito, dice: Adórenle
toJ.oslos ángeles. Es evidente que
_por esta segunda entrad
a del Hijo de Dios en el mundo en –
tiende el Apóstol la segunda venida del Salvador, como so-
. berano juez de vivos
y
muertos. San Pablo le llama primo–
génito del Padre, no porque Jesucristo tenga otros herma–
nos de la misma naturaleza,
ó
porque Dios haya engendra–
do otros de su substancia despues que
á
él. Este término
primogéni~o
solo denota su grandeza sobreeminente, su ge–
neracion eterna,
y
su superioridad infinita sobre los ángé–
les
y
los hombres, á los cuales la Escritura da algunas ve–
ces el nombre de hijos de Dios, aunque en un sentido mu y
dive rso. Tambien se prueba hablarse
~- ·~ de
la segunda
venida en calidad de juez, por las palabras del texto:
Et
cum
interum introducit;
cuando le hace entrar de nuevo,
el c_ual modo de hablar dice relacion á una primera en–
tr
. ,;ue ha precedido,
y
porque parece que todo el sal–
mo de donde se ha tomado este versículo mira á la se–
gunda venida. Bien es verdad. que hay muchos padres,
y
entre otros san Crisóstomo y san Cirilo de Alexandría,
que por la primera entrada del Hijo de Dios entienden su
generacion eterna,
y
por la segunda su encarnacion, ó su
n ...:imiento temporal.
La .epístola de este dia es una continuacion de la del
dot.ningo antecedente; es del capítulo 13. de la que san Pa·
blo escribió á los fieles de Roma, en donde exhorta
á
los
inferiores
á
obedecer
á
sus superiores por un principio de
conciencia : lo que prueba que no se puede desob decer á
las legítimas potestades en materia grave sin pecar mor–
t almente. Igualmente exhorta á los fieles á dará cada uno
lo que le es debido; Des pues habla del amor del próximo,
al cual se ordena toda la ley. Estad sujetos , no solo por
temor del castigo, sino tarnbien por no ir contra la con–
ciencia :
S ed etiam propter conscientiam.
Como si dixera:
Obedeciendo exteriormente
á
los hombres;
~vitais
de su
parte la pena de la desobediencia ; pero obedeciéndoles
por este solo temor, no evitais el castigo de Dios, que ve
el corazon, y atiende al motivo
y
á
la
disposicion inte–
rior. Es poco evitar la venganza de los hombres; ¡pero