DESPUES DE PENTECOSTES.
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de todas las paJ ont!.S , como tambien el de la virtud.
Declfnet d malo,
&
fáciat bonum,
continúa
San Pe–
dro: el
fid
evite
el
mal,
y
haga el bien. No ba
ta
no ser
malo, es menester ser virtuoso. El criado de que habla .
el evangelio no babia malgastado, ni hecho mal uso
9-e
1
talento que babia recibido: habíale conservado con cui–
dado; sin embargo, es reprobado por no haber negocia–
do
con él, por no haberle aumentado. ¡Que error imagi–
narse que con tal que no se obre mal, se está seguro en
conciencia! En el cristianhmo es un mal,
y
no pequeño, el
no obrar bien.
lnquírat pacem,
&
sequátur eam:
busque la
paz,
y
vaya tras ella. Qui n no tiene paz consigo, no lapo·
drá tener
con
los otros. La paz es un bien tan ,grande, que
'""Dr const:r varla con aquellos con quienes
se
vive, se debea
sacrificar
inh~reses
temporales, gustos,
y
qualquier resenti–
miento
.Quia
óculi Dómhti super justos,
&
áures ejus in pre–
ces eórum
Porque el eñor. prosigue
el
apóstol, tiene .pues–
tos los ojos sobre los justos,
y
sus oidos están siempre abier–
tos
a
sus súpH.cas.
E
1
Señor, que es el Dios de
la paz,
y
ene–
migo de la disensi
n,
de las
enemi~tades,
de las discordias,
mira siempre on ojos propicios
a
los buenos; así como
mi–
ra siempre con rostro
irado
a
los que obran mal. De todo
este razonamiento se ve como :-ian Pedro quiere que el es–
píritu de paz
y
e mans ·dumbre reyne en todos los cris–
tianos, como que es
el
carácter de la gente de bien,
y
de los verdaderos fieles: igualmente nos da
a
entender
que
esos espíritus turbulentos, esos corazones siempre
lle–
nos de hiel, esas almas inquietas,
que
ni saben vivir
en
paz' ni dexar vivir
a
los otros' son el objeto de la
in–
dignacion
de
Dios,
y
deshonran la
augusta
y
santa
qua–
lidad de
fi
les que llevan en sí.
.Quis est qui vobis nóceat
,
si boni cemulatóres fueri–
tis
~
Tened zelo del bien, servid
a
Dios . con fidelidad,
cumplid con puntualidad con las obligaciones de cristia–
nos, obrad
bien
solamente con
el fiu
de agradar
a
Dios,
~er
devotos ,
y
v :vid en la inocencia,
y
nada temais. To–
da la malicia de los hombres
y
de los demonios no son
capaces de haceros el menor mal. Todos los que quieren
vivir devotamente segu::J Jesucristo, padecerán persecu–
cion. Pero bienaventurados los que padeeen por
la justi–
cia.
Si
obrares bien
~
dixp Dios
a
Caín ,
i
por
ventura
no
te