DESPUES DE PENTECOSTES
45
Audfst is
quia
dictum est antíquis: non occfdes:
Sabeis
que se dixo
a
vuestros antepasados: no matarás ,
y
el que
matare, me r ced. ser condenado en el tribunal del juicio:
R us erit judfcio.
E te tribunal estaba establecido en ]as ciu–
dades mas principales,
y
se componia de
v~i nte
y
tres jue–
ces.
J uzga . a
}as causas criminales,
y
podh
condeaar
a
muerce.
L<t
ley , pu s, d1da
a
vue.11 tros padres, que pro–
hibe el homicidio , condena la accion externa , dice
el
Sa 1-
vador, sin h-iblar de
la
volu ttad
que
se tiene de execu–
t arla ;
y
los
e
cribas
y
fads·,:oos, qu e son
vuest ros doctores,
limitan
E'Ste
prec~~ pto
a
la sola prohibicion
de
dar la muer–
te t:fe1.:tivamente.
Ego autem dico vobis:
Pe ro yo os
digo, ,
que el
ódio ) las
injuri::is,
las calwnnias pueden
h ~ce r
a
tn
ombre homicida
d~lante
de Dios,
y
digno del
último
castigo. Moyses
os
habló solamente
de
la muerte
efectiva;
pero yo que soy vuestro supremo
y
primer legislador,
Y'
vuestro sobt!rano
Juez,
os digo que
la ira
y
el .
ódi0
que
concebis
ó
manteneis en vuestra alma ,
es un
delito grave,
pues ofende
a
una persona que debíais amar como
a
vo:..
sotros mismos:
a
una persona que estais. obligados
a
esti–
mar
como
a
vuestro hermano, como
a
quien tiene el mis–
mo padre que vosotros.
·
Ego
autem dico
vobis: quia omni:r
,
qui
iráscitur
fratrf
suo, reus erit
judicio. Qui autem. dfxer# fratri
suo
~
rae
a~
reus
erit concilio. Qui autem díxerit, fátue,
reus erit-
gehén·
nte ignis.
Pero yo os digo, que el que se enoja. contra· su
h~rmano
, merece ser condenado por el tribunal del juicio;
el que dixere
tl
su hermano, hombre de poco Juicio, me–
rece ser condenado. por el tribunal del.
cons~jo;
y el que
le d
ixere ,
insensato
ó.
fatuo , merece·el suplicio del fuego.
Para penetrar bi
~ n
el sentido
d~
k1s
palabras del Salva–
dor, es necesario saber, que habia. entre Jos judíos tres
tribunales
ó
grados de jurisdíccion'
a
los quales se llev·a–
ban todas
bs
causas. El prim ro· era el
i
1ferior de todos,
co ~npuesto
de tres jueces solamente, en el qual se · impo–
nian penas ligeras por delitos poco considerables. El segun–
do era el tribunJl que liarnan del juicio: componíase de
veinte
y
tre~
jueces,
y le
había en todas las ciud .:- des. de al–
guna consideracion; en él se juzgaban las cau
·a<>
crimina–
le ,
y
podia condenar
a
muerte. El tercero era el tr ibunal
del con ejo , por antonomasia el gran consejo. , llamado.
San..