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DOMlNGO QUINTO
amo se daria por bien servido de un criado que se conten–
tase con no injuriarle, ni romper sus muebles.
in
querer
hacerle ningun servicio, sin ser bueno para nada ?
En
nues–
tra religion no basta que no seamos malo ' , s nec sario ser
buenos. Siempre es un gran mal no ha 'e
'l
bien que se de–
be hacer.
El
criado haragan, de
que
hab ~ a
et
evange io, no
fué condenado por haber usado mal
de
su talen to , sino so–
lo
por no hablerle hecho redituar, poniéndole en
algun
ban–
co:;
y
las vírgenes necias no fuéron arrojadas d . la sala del
fest in por el divino Esposo por otro motivo
que
por haber–
se dormido en lugar de hacer sus provisiones. ¡Que de
cristianos tendrán la misma suerte por no haber sido mas
laboriosos, mas cuerdos!
El
vicio cunde por t ias partes,
es verdad : el libertinage es comun
a
todas las edades ,
~
todos los sexos
y
todos
los
estados:; pero en fin la disolucion
no es univsersal: hay verdaderos israelitas hasta en medio
de Babilonia;
i
pero entre los fieles hay acaso pocas
vír–
genes necias,
y
pocos criados
haraganes~
Se evita el mal,
y
aun se tiene dentro de sí un secreto testirponio de que no
se
hace mal
a
nadie. La conciencia no nos echa en cara , ni
injusticia, ni impurezas, ni calumnias; ipero esta conciencia
tan tranquila por
el
mal que no hace, está muy consolada
· sobre el bien que debia
hacer~
NGs ·consolamos con que no
somos
tan malos como muchos otros;
i
pero tenemos mo–
tivo para .aquietarnos si nos ponemos
a
considerar el mí–
mero de buenas obras que hemos dexado de hacer,
y
el
mérito que hemos dexado de adquirir?
El
pecado causa
remordimientos,
y
merece castigos;
i
pero la falta de
vir–
tud es
méno~
pecado en quien está obligado
a
cumplir
ya
llenar todos Jos deberes de la
justicia~
Un
herege
y
tam–
bien un pagano pueden evitar el mal :;
i.
pero
un
cristiano
podrá salvarse
sin
hacer buenas obras?
El
siervo fiel es
pre–
miado con la bienaventuranza eterna porque ha cumplido
con puntualidad basta con ·sus mas ligeras obligaciones:
Quia super páuca fuísti fide!is;
y
el título
que
a
todos los
escogidos les da derecho
a
la herencia del Padre celestial,
es
haber visitado
a
los pobres enfermos
ya
los encarcelados,
y
haber santificado sus dias, exercitándose en obras de mise–
ri cordia. ¡Buen
Dios!
¡ que error imaginarse que basta e vi–
t ar el mal sin hace r el bien! ¡Y quantas personas secul ares ,
y
quizá tambien
eclesiásticas
y
religiosas
serán excluidas de la
es-