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DOMINGO QU iNTO
primero con tu hermano' y volver despues
a
acabar tu
sacrificio: sin esto, aunque ofrecieses al Señor todos tus
bienes , tu don será desechado , tu ofrenda será r eproba–
da. Al oir esto,
i
que deben peasar esos cri tiano!J duro ,
vengativos, llenos de hiel contra su
próximo ~
Qu
de–
ben pensa r de sus pretendidas buenas obras
~
i
Y
con que
cara,
ó
con qué descaro se atreven
a
lle a rse al altar,
a
la santa mesa, coa
un
corazon helado
para
con sus her·
manos'
y a
veces
exa
perado contra el
próx i mo ~
j
Que
error imaginarse que
se
está con buena conciencia ,
y
en
una cristiana disposicion porque no se aborrece positiva·
mente al próx imo, porque no se le hace ningun mal, por–
que e está en una gran indiferenda para con
1
!
Qui non
dfligit
,
manet in morte
:
el que no ama a sus herman
~
está
en un
e
tado de muer te. Luego no basta no querer–
les mal, sino que es necesario tambien quererle bien, y
hacerles bien.
No
basta no tener amargura
ó
resentimien–
to contra ellos, es necesario amar los con una caridad ar–
diente
y
bienhechora; finalmente, es necesario que el amor
que nos tenemos
a
nosotros mismos
sea
la medida
y
el
n:iodelo de la caridad que debemos tener
a
nuestr
pró–
ximo.
¡En
que estado tan lastimoso están , pues, todos
aquellos que conservan pura con el próximo una
frialdad
habitual! ¡Buen Dios!
¡a
quantas personas €Ondenará
la
falta
de esta caridad cristiana!
Señor, no quiero yo ser de este número : mediante la
ayuda de vuestra gracia espero amar
en
adelan te
a
mi
próximo como me amo
a
mí mismo: mi conciencia
no
será
engañada
mas
por
mi
propio corazon.
JA CU LATO R I AS.
Qui non
díligit,
manet in morte.
1.
Joann. 13.
Señor , estoy persuadido,
y
creo que el que no ama
el
su
próximo está muerto
a
vuestros ojos.
Si diligámus invicem, D eus in nobis manet.
1.
:Joann. 4.
Si
nos amamos unos
a
otros,
yo
sé,
Dios
mio~
que vos
habitais en nosotros.
PRO-