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DOIVIINGO
QUINTO
MEDITACION
De la caridad que se debe tener con el próxi1no.
P U N T
·o
P R I M E R O.
Consider~
, que .d espues del mandamiento de amar
a
Dios , no hay e-osa
que
J esucristo nos haya recomendado
t anto como el amar al próximo: parece ha quer ido
po–
ner casi
a
nivel estos dos mandamientos:
S ecúndum au–
t em sínzile est huic: díliges próximum t uum
i
·rnt te
ip–
sum :
amarás
a
tu próximo como
a
ti mismo. Sin emb
,
go,
quizá ño
hay p recepto
mas mal
observado gue
éste .
i
Se ama al próximo como nos amamos
a
nosot ros
mis–
mos ? Considerémos el amor
que,
nos tenemos
a
nosotros
m ismos ;
y
fáci lmente pod rémos comprehender quál es
el amor que
te n~mos
a
nuestros próximos. ¡Que atencion,
J
buen Dios,
a
conservar ,
a
au mentar nuesfro caudal! ¡Que
impaciencia
para procurarnos un
pasatiempo,
un
placer,
y todo lo que- es del gusto de nuestro amor propio!
¡
Q.ueindulgencia con nosot ros mismos! ¡Que delicados
en
puntos de honor! ¡Con que t eson mantenemos nuestros
derechos
y
nuest ros intereses ! ¡Que
cuidadp
no tenemos
de nuestra opinion
y
fama
!
Siempre alerta contra -todo
lo
que
nos-
puede
daña r ~
sitmpre indus triosos
en
buscar
todo lo que nos puede acomodar,
y
en desviar todo lo
que nos puede inquietar
y
molestar. Nuestro amor pro–
pio· nunca se sacia ,
y
así siempre está pensando en có–
mo satisface rse. Nuestros deseos .
crecen con
los años ;
y
se
puede decir, que nuestro amor p ropio nunca enveje-
ce. ,Este amor ardiente
a
nosotros m·ismos debe ser? se–
gun el
mandamiento
del
Señor ,
la medida
y
como el
mo–
delo del amor que
debemos tener al próximo;
hagamos
J uicio
por
nuest ra conducta
y
m1estros sentimientof}
del
a~nor
que tenemos
a
nuestros hermanos.
i
Hubó j amas in–
d. iferencJ a mas comuo,
fr iál dad
mas cons tante , insensibi–
lidad -mas
dura ,
ol yido
mas
t_m iversal
y
mas- conocido que
el
que mostramos
a
nuestros hermanos ? ¡Que sensibili–
dad en
nw.estros
ma'5
ligeros
males !
¿Nos son
mas
sensi-
bles