DESPUES DE PENTECOSTES.
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predica que renunciemos
a
las aficiones
del
mundo que nos
s n
mas dulces;
hasta
decir
no',
que si no nos aborrecemos
a
no
otros mismos' no podemo ser discípulos
de
J esucris·
to. ¿Que decimos
a
esto? Segun este plan,
i
tiene Jesu...
cri to el dia de
hoy
muchos di
cípulos~
.
i
Que cosa mas loable, qué cosa mas justa que
amar
al
próximo~
Dios nos lo manda expresamente; sin embar–
go,
desde el punto que se trata de los intereses
de
Dios,
el
no
renunciar
al amor de la carne
y
de la sangJe, el no abor–
recerse
a
sí mismo , es renunciar , es negar
<l
Dios.
Si
algu–
no viene
a
mí (esta expresion encierra en sí todos. los es–
tados y condiciones de ·los cristiaaos ) ' y no aborrece a
su padre' l su m1dre, &c.
y
no se aborrece
a
si
mismo,
rv
puede ser mi discípulo. Ninguna cosa mas positiva, nin–
guna mas
clara.
Este oráculo no tiene necesidad de explica–
cion:
i
pero esta moral es muy de nuestro
gusto~ ~está
muy en uso el día de
hoy~
·
i
Los intereses de una familia ceden siempre
él
los debe–
res de la religion
~
i
Se cierran siempre los oidos
a
las v,o–
ces de la carn
y
de la sangre quando perjudican
a
la con–
ciencia~
i
En los n gocios, en los pasatiempos, en los pro–
yectos de empleo, de colocacion
y
de fortuna se consul–
'ta,
se oye solamente
a
Dios~-
i
No concurre alguna otra
cosa~
Cierto que Dios merece
bien
poco, si no merece
to<lo nuestro corazon. ¡Que impiedad poner el arca con
el ídolo de Dagon en el mismo templo, en el mismo al–
tar! ¡Que mal se componen, Dios mio, nuestras costum–
bres con nuestra fe
!
Creemos en vuestras palabras ,
y
no
hacemos nada de lo que significan : nuestras acciones des–
mienten visiblemente nuestra fe.
No permitais, Salvador mio, que está confesion solo
sirva para hacerme mas culpable: vos me
deds
que debo
aborrecerme
a
mí mismo
s1
quiero ser vuestro díscipulo;
yo
qui~ro
serlo, Señor,
y
quiero que mi conducta sea en
ad lante una prueba de
mi
sincera voluntad.
P U N T O S E G U
N
D O.
Considera en qué errror tan grosero
y
pernicioso es–
taria una persona, que oyendo estas palabras de jesucris–
to:
Si alguno viene
a
mi
,y
no aborrece
a
su
padre,
a
su
Tom.
V.
C
ma·