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3+

D0,1 iNGO QUARTO

madre, d su herma..,o

y

d

mismo , no pu fe ser mi di.r–

eípulo, s

persuaJi ·se que era verdade o di cípul

de Je–

sucristo ,

sin

cen

·r este aborrecimiento

evangélico,

amán–

do 'e 1ínkamen te

a

m~

mo,

y

no teniendo amor sino

a

su

ambicion ,

a

su ~

deleyt

s'

y

sus

propios intereses.

Suspendamos por

un

momen to nuestras antiguas

preocu–

paciones ,

sus pendamo~

la

autoridad

de nuestro amor

pro–

pio:

i

por venrura hacemos otra cosa, querémos otra

co–

sa que lo que_

cond i; namos~

Ah! Estamos

tan llenos

de

nosotros mismos, somos

tan

esclavos

de nosotros mismos, que somos, digámoslo

así, el

ídolo

a

quien

ofrecemos

continuamente algun

sa–

crificio,

a

quien hacemos votos,

~

quien sacrific mos nues–

tra propia

salvacion;

pues le sacrificamos hasta los

~

-–

tereses

de

Dios.

Si comparamos nuestra conducta con

la

de

los már–

tires,

i

no

se

diria que éstos

tenian otro

evangelio~

Di–

gámoslo

mejor:

nosotros rio tenemos

otro evangelio;

i

pe–

ro no

es la

mayor

de

ia,

extravagancias osar lisonjear–

nos de ser discípulos del mismo maestro,

y

seguir Ja

mis–

ma

doctrina

que

los mártires?

Si paso

mis dias entre

ale–

grías

y

pasatiempos : si

no busco

sino

lo

que

halaga

mis

sentidos

y

mi

concupiscencia: si sigo, si cebo

mis pasio–

nes:

si no

me

ocupo

sino en satisfacer

mi

amor

propio;

i

puedo decir

que sirvo al mismo

amo,

que sigo Ja

mis–

ma

ley

que los

mártires?

iQue razon tengo para esperar

]a misma recompensa? Una

muger

que

vive en el

,rega–

lo,

i

tendrá la misma

hiena

venturanza que una Santa loe

?

Un

hombre

que

no ama sino

el

pasatiempo, sino

el de–

leyte,

i

ha de ser tan

dichoso como un San

Timoteo~

Vos me mandais,

Señor,

que

me

aborrezca.

i

Tenp;o

enemigo mas

mortal

de mi verdadero

bien

que

yo

mis–

mo

?

i

Que ódio

mas.

ju sto~

i

El aborrecernos de esta suer–

te no es

amarnos verdaderamente?

Dadme , Señor,

esl e

santo

abor recimi~n to

de la carne

y

de la angre,

este .

aluda

ble

aborrecimien to

de

mis–

mo : haz que no o! vide

jamas ,

que quten

ama

alguna

e.o–

sa tanto. como

a

vos ,. no es digno de vos.

JA -