DESPUES DE PENTECOSTES.
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R E F L E Xl O N E S.
)
Dios me es testigo de quán tiernamente os amo
a
todos
en–
tas entrañas de J esucristo.
Veis aquí quál debe ser el orí–
gen
y
el modo de la amistad. Hablando en rigor, no hay
verdadera amistad
~obre
la tierra , sino aquella que
ti
e-–
ne por principio
a
Dios
ya
la virtud. Lo que los hombres
llaman amistad , no es por lo comun otra cosa que un co–
mercio de interes, en que el amor propio se propone
siem–
pre alguna ganancia. El corazon no
s ~
entrega ni se pres–
ta regularmente
a
quien sabe que jarbas le ha de servir.
Si quien forma el lazo de una amistad es la simpatía
o
la
inclinaci>n, entónoes no
hay
sino
un amor propio refina–
do : se ama uno
a
sí mismo ,
y
no al amigo. De aquí vie–
ne el ser tan rara la verdadera amistad ;
a
lo ménos siem–
pre es inconstante
y
caduca : pocas amistades hay que per–
manezcan firmes contra los combates de la mala fortuna;
todavía
hay
ménos que perseveren en la desgrada. E e
am·igo tan oficioso, tan pronto, tan vivo, miéntras que . la·
prerogativa de vuestra sangre,
o
la idea que se babia for–
mado de vuestro poder lisoújeaba su.esperanza,. apénas
os·
conoce desde que no os ve ya en puesto, ni en estado de
satisfacer su codicia
o
su ambidon. Puede decirse, que
la amistad en el mundo no se mantiene sino
·,r
nues ra
costa
y
a
nuestras
e~pensas.
i
Somos
inúti les~ Des~pa"'
reciéron los amigos : porque
i
que amistad hay que
-OQ–
afioxe en la' enfermedad del amigo,
y
que no se debili–
te
y
entibie con el tiempo
~
i
Que amistad que no se
extinga con el resplandor y la elevacion de la
persona~
..
En el munüo muchas demostraciones
y
protex aciones de
amistad , pero pocos amigos. Sobre la tierra no ha
y
otra
verdadera amistad que la que se fund a en Dios,
y
se ali–
nrenta de la virtud. Siendo espiritual el nudo de esta amis–
tad, no hay que temer que afloxe ni se desmienta. Las nie–
Dlas
y
los vapores no solo no pueden ap· gar los fuegos
celestes, pero ni aun pueden siquiera obscurecerlos. Las
tempestades mas violentas solo tienen jurisdiccion sobre lo
que tiene algu na conex1on con la tierra: no disi pan sino las
parélias, que muchas veces se toman, sin serlo ; po l el
sol. No hay vei:dadero amigo, sino aquel que nos ama e/
.
.
Jna