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na cosa qu e pudiera ser vi r de pretexto para acusa r lé como
reo de estado ,
y
hacerle cast iga r
con el
ú ltimo
sup licio.
El lazo est aba bien armado : todo el enredo consist ia en ver
c ó rno se le había de proponer una qü estion capciosa para
hacerle caer , qual qu iera que fuese su respuesta ; para es–
to le p reguntáron si los judíos pod ían en conciencia paga r ·
el tributo , llamado cenw , al emperador. Discurr ian que
suceder ía una de dos cosas ,
u
dec larará
a
los judíos t ribu–
t arios
del
emperador , decian ellos ,
y
con
esto
o fender á
a
toda
la
nacion·,
y
h rá ver qu no puede ser
.el
Me, fas ,
pues h1ce esclavo
al
puebio j udáico ,
u decl ara rá. al pue –
b lo
exe
to de todo t ributo '
y
con e to los herod ianos
le dela tarán
a
los romanos
por
rebelde al César,
y
co n-
vencido de r ebe l: on.
•
DOMINGO VEINTE Y DOS
Para mejor disfrazar su depravada
inten~ion,
le salu–
d áron d sde luego con respeto ,
y
co
enzá ron alabando
s tf
sinceridad
y
rect it
d.
Maest ro ,
le dixéron:
sabemo~
ue
siem pre dices verdad,
y
quy
enseña · e l camino de D ios
con e
píritu
de verda d , sin l
en
r espe to
humano,
y
sin
aceptacion
de p rsonas: venimo a
ti
para que nos ins •
tr uyas
sobre un punto
en que stán dívjd idos los dictáme–
nes
y
en qu
parece
in teresa rse la
loria de Dios : di nos
sinceramen te.
i
que te parece de esw?
i
Es líclto pag" r el ·
censo al César ,
ó
no lo
es~
E ste t r ibuto era
la
ca pi tacion,
o
ca pital que los ·romanos
sac ·
ban de l a J udea ,
d~ s pues
que
es~a
provi ncia babia si-do hecha t ributaria del
imperio~
J esucristo qui o hacerles ver que conocia perfec tamente
todo qua nto tenia n en el corazon ,
y
que baxo la capa de
un exte rior engañoso descubria su mal ign id ad
y
su hi–
pocresía.
Q íxoles :
Quid
me
tentdt is
hy pócritce
~
Hipóc1
i–
tas,
i
por
que me venís
a
tentar pensando q ue me
hab~is
de
sorpreht:nder ?
Osténdite mihi numísma census:
mos-
·
· tradme
la moneda con que pagais el
t 1
ibuto: presentáron–
le un denario r0,mano. Era e sca una moneda
extrangera,
sellada con el cuño del emperador,
y
que llt:vaba graba–
da su imágen. Como el Salvador queria con vencerlos por sí
mismos, le d ixo:
Cuj us est imágo hcec,
&
superscrfptio~
i
De quien es esta fi gura ,
y
el nombre escrito al rededor–
de eHa
~Es
del César , respondiéron ellos : si es del
César ,
replico
el
Salvador, dad al
César,
lo que es del
César; pe–
ro no os ol vidds de dar
a
Dios lo que es de Dios ,
y
lo que
de-