DESPUES
DE PENTECOSTES.
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cia del pecado,
y
en el estado del pecado serian ma–
las
y
criminales; error, heregía, mentira. Por grande
que
sea el desórden que causa el pecado , no va tan
Jéjos
su malignidad. Aunque uno estuviera cargado delante
de
Dios de todos . los delitos inagotables, puede todavía
en
e ~ te
estado hacer obras virtuosas , como son honrar
ék
Dios, socorrer
a
los pobres, obedecer
a
sus superiores,
exercitarse en otras mil obras de devocion
y
de justi–
cia ;
y
no solamente se puede,
sino
que
:;e
debe hacer
esto , porque el estado de pecado no nos dispensa de
ello.
i
Tienes la desgracia de estar en pecado
mortal~
No
solo no omitas los exercicios de devocion que tenias cos–
tumbre de
hacer;
haz ademas de éstos otras nuevas bue–
nas ohras: ora ,
a
y
una, mortifica tu cuerpo, visita
a
los
pobres
y a
los enfermos' haz mayores limosnas
a
fin
de disponer
a
Dios , por decirlo así , para que te dé la
gracia
de
Ja conversion. Ademas de las de obligacion,
que no puedes omitir aunque escés en pecado morral sin
hacerte reo de un nuevo pecado ,
i
no es justo que pro–
cures mover la misericordia de Dios,
y
aplacar su jus–
ticia con obras "de supererogacion
~
Magdalena pecadora
se
postraba
a
los pie" de Jesucristo'
y
los regaba con
sus lágrimas. El publicano oraba al Señor que tuviera
misericordia de él;
y
las oraciones
y
limosnas 9e Cor·
nelio el centurion subiéron
a
la presencia de Dios,
e
hi–
ciéron que se acordara de él
(Actor.
ro.). Procura que
todas estas obras vayan precedidas
de
muchos actos de
contricion,
y
recurre lo mas pronto que puedas al sa–
cramento de la penitencia.
DOMINGO
VEINTE
Y TRES
DESPUES DE PENTECOSTES.
La
curacion milagrosa de la Hemorroisa, esto es, de
una muger que padecía fluxo de sangre, ha dado
el
nom·
bre de distincion
a
este domingo. Tambien se pudiera
lb
mar
el domingo de la resurreccion de la hija
dd
presidente de
.
z
~
la