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DOMINGO VEINTE Y TRES
flens dico) inimícos crucis Christi:
porque muchas
perso–
nas tienen una conducta muy diferente, piensan
y
hablan
muy
de otro modo que yo. Estos son aquellos de que
yo
os decia muchas veces,
y
lo digo todavía ahora l loran–
do, que son enemigos de la cruz de
Jesuaristo~
Habla el
santo apó tol de aquellos judíos, al parecer, convertidos,
que sin carácter
y
sin mision se entrómetian
a
dogmati–
zar,
y
hacian de apó toles : estos tales eran unos verda–
de ros hipócr ita , que con capa de zelo sembraban en to–
das partes el er ror,
y
que para evitar la persecucion de
los paganos
y
óJ io de los judíos hacían una mezcla de
judaísmo
y
cri tianismo'
y
querian hacer pa ar
a
los cris–
t ianos por una se ta de judíos reform· dos. Para esto en–
señabar,i
la necesidad del.a circuncision
y
d
~ obs~van
cia del sábado, juntando las observañcias
1
gales con el
evangelio. Los judíos no perseguian
a
unas gentes que p ro–
fesaban públicamente su religion ;
y
los paganos no te–
nian nada que decir contra una religion tolerada en el
imperio,
y
au tor izada por los edictos de los emperado–
res ; pero con es ta mezcla monstruosa el e. cándalo de la
c ruz quedaba anonadado resp"cto d t: los judíos,
y
la santa
necedad de Jesucdsto cr uCificado quedaba proscripta
y
condenada para los gentiles. Y esca hace que el santo após–
to l llame
a
aque los fal sos a póstole enemigos de la cruz
de
J
sucristo
y
de su· evangelio:
lnimfcos crucis Christi.
En efecto, no tiene el Salvador peores enemigos que aque–
llos lobos que se vi sten con lá piel de cordero ,
y
aque–
llo · fal os doctores que quieren pasa r por apósto es:
Quo–
rum finis intéritus :
quorum
Deus venter.. est,
&
glória
in
confusione ipsorum :
im po. tores
execrables~
cuyo
fi+i
es
la
t'l lt1ma de
icha, tendrán
1
misma su rte qu
0
los pagapos,
pues no tienen otro Dios que su vientre. Este es uno de
lo motivos d
su pretendido zelo,
y
el
fin
de sus cor–
rería ~.
Corren Jas ig lt:sias y engañan
a
los simples para
sac ct rl
s
buenas comidas
y
vivir delicio amente, pues no
tienen ot ro
Dio ,
que· su vientre, ni ot ros exercicios de
devocion que el dar
'e
b ena vida
y
divertirse. Se
g1o-'
rí an
d~
lo que debiera llenarlos de confusion ;
e
ignoran–
do
la ~
de1iciall
del cielo, solo hallan gusto en las co as
de la tierra: gente sensual , espíritus mate riales
y
te rre–
nos, que no suspiran sino por
l~s
comodidades. Todos los.
fal-