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Q9

DOMI

GO

DIEZ Y NUEV

ech' su m

icion :

la

de un hombre que ti ne

os hijo ,

y

que encarándose al primero, le dice: Hijo v

a

trabajar

a

la

viñ ;

y

éste le re

ponde: no

quiero ir; pero arr

p

n–

tid

des

pu

s

va

a

trabajar

a

la viña:

Nolo; postea autem

prenit "n'tia

motus , ábiit.

Habiéndol dicho de pues

al

otro

lo mi mo,

é

t

le re sponde:

Voy

allá, Señor ,

y

no

fu é:

Eo

,

D ómine,

&

non

ivit.

La

tercera parábola era la de un

padre de

f

milias, cuyos obreros despues de haber mu

r–

to a mucho criados que les envió, ma táron tambi en al

h ijo que babia de heredar la viña. Tocl

estas parábola

an una

fi gu ras <lema iado claras de la reprobaci n

e

los judíos,

y

de la v<Jcacion de los srentiles, a quienes de –

bia ser transferido el reyno de Dios, para qu

todo

los

oyentes

n0

las 1:omprehendiesen. Y a

í,

no

ubo e tón–

ce ninguno ni entre los príncipes de los sacerdotes , ni

entre

los

escribas

y

fariseos,

que

no

viese

claramente

que

el Salvador hablaba de ellos; ninguno que no

e

recono–

ciese

a

sí mismo baxo la figura de la hi uera iofructuo a,

y

en el retrato del hijo desobediente,

y

de lo a rrenda–

dores de la viñ.a asesinos

e

impíos. No pudiendo sufrir

unas pinturas tan parecidas

y

tan odiosas ,

ni

unas

re–

prehen iones tan justas, hicié ro

de de entónc

s

quanto

pudiéron para prenderle; pero no se a t reviéron por temor

del pueblo que le miraba con veneracion;

y

así s ·r

irá–

ron llenos

de rábia

y

furor.

Bien veía el Salvador el veneno

y

la hiel que había en

sus corazones; pero sin perder nada de su tranquilidad

y

mansedumbre, continuó sus

in

t rucciones con su aco tum –

brado zelo;

y

les contó

a

los que habian quedado una nue·

va parábola, todavía mas clara

y

mas instructiva que

las

antecedentes.

Símile factum

est regnum

ccelorum hómini

regí ,

qui fe–

cit núptias filio suo:

El reyno de los cielos es semeja nte

a un rey, que celebrando las bodas de su hijo, envió

a

us

criadós para que llamaran

y

convidaran

a

ellas

él

mu–

chos. E

tas

bodas son

la de

J

sucri to con la lgle ia, que

es la congregadon de los

fi

les , ex pre ada tantas ve e

n

la Escritura baxo el nombre de espo a d 1 Salvador :

Et

misit ser,vos suos vocáre invitátos ad núptias:

Envió el

rey sus

criados

para llamar

a

lo. que había n sido

convi–

das.

Los

que son convidados saben muy

bi

que los

co~-

.

Vl-