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DOMINGO
DIEZ
Y NUEVE
m~jor servidos~
i
E nece ario cometer un defectb para
reprenhender
otro~
01 vída
~
dt!
hacer
una
co a un ria o,
un
hijo~
un inferior;
i
no se le puede advertir u obl ig ion
sino
irritándose~
El
mal humor
di
gu ta
y
enfada :
la
có–
lera aterra, aturde, pero no corrige.
iNo se ha
de poder
r e–
prehender el vicio, sin que sea la pasion quien le
re·~
prehenda?
i
Por que no se han de
ex~gerar
las faltas con
mansedumbre? Un amo debe reprehender como
p
re
que corrige, no como enemigo que se venga:
i
el
amor
de
la
virtud es quien nos hace tan zelosos
de
la perfecd oa
de los
otros~
es menester que nuestro ze o empiece
por
no–
sotros :
Irascimini,
&
nolfte
peccare:
El medio de
q·
e
nuestra ira sea justa
e
inocente, dice el profeta es no
montar en
cólera
sino
contra
nosotros mismos,
y
contra
nuestros propios defectos.
¡
Que ilusion querer li onjearnos
que somos devotos, miéntras que alimentamos la pasion
que viola las mas santas leyes de la
~ !evocion,
y
que d stru–
ye
sus mas santas máximas! Qualquiera que se irrita contra
su hermano, dice el Salvador del mundo, merece ser conde–
nado. La mansedumbre, la afabilidad, la paciencia son
vir–
tudes ordinarias de la gente de bien: para curar las
lla¡~as
es necesario que el aceyte vaya siempre mezclado con vjoo. ·
Et
evangelio es del
capitulo
22
de
San
MateB.
In
illo témpore
:
Loqaebatur
J eruf princfpi bu1 sacerdotum
S
phariud1
in
paráboii.r
,
di–
~enr:
.rlmile
factum
e.rtreg–
num c<EJorum
hómini
regí,
qui fecit
núptia.r
filio
.ruo. Et
mi.rit urvo.r .ruos vocare in–
t!Ítatcu
ad núptia.r
'
e
nolé–
bant
'Venire. lterum mi.rit
álio.r
serws, dicens: dicite
invitatir.
ecce
prándium
meum
p11rávi,
lat1ri
mei
:
~
o/tilia
occisa
.sunt'
e
ómnia parata
:
veni–
te
ad núptia1. 11/i
autem ne–
glexérunt :
8
abiérunt
,
áliu.r
in
'lJiJtam
IUflm
,
á/iuf vero ad
neg otiationem .ruam
:
réliqui
wr~
tmuérunl urv<u
tju.r,
g
con-
En aquel tiempo: H ablaba
Je-–
sus
á
los príncipes de los ace rdo–
tes,
y
á
los fariseos en pa rábol as,
diciendo: el r yno de los ci elo
es semej nte
a
un rey que celebró
las bodas de su hijo:
y
envi ó sus
criados
a
llama r
a
los con vidados
a
las bodas'
y
no querian venir.
Segunda
vez
envió o t ros cri ados,
diciendo: decid
a
lo convida–
dos mirad que be prevenido mi
comida, mis toros:
y
los ani males
cebados están ya muertos ,
y
to·
d s las cosas están prevenidas:
venid
a
las bodas. Pe ro ellos Je
despreciáron:
y
s fuéron , uno a
su heredad'
y
otro
a
11
negocia–
cion. Los demas cog iéron
a .
us
cna-