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DESPUES DE PENTECOSTES.
~07
diez mil , apénas se salvará
uno;
¡y yo
vivo
tranquilo!
¡
y
no temo!
/ ¡
Ah, dulce Jesus·mio!
¡
Quanto
es de .tem€r
esta
letá.r;.
gica'i
seguridad .! Yo ando
•por
el camino ancho'·con
la. mu~
cl1ed
1
umbr.e ;
i
y
espero llegar al término del camino
es-
trecho
~
¡
Que confianza tan insensata
!
·
PUNTO SEG U N DO.
Consicle;a,
que aun
qu~~do:·
1; .,fe . no·
~ ~os ense~ara
esta
terrible verdad, sola la razon, suprmestos cier,tos.
pr.in'dpios
del evar. gelio en que convienen_ todos los cristianos, sola
la. ra.zon ,..
clígID.,
·bastaria' para
convencernos
que el
.número
de
os
que·
so.bl~nt
d'e sal
Vélr
debe
ser
.cor to.
1
·
•
•
' _J nstrui4o en'J as· verdades: de n,uestra
religion_,
infor–
mad.os.~ata
oblig.:aciones que impone .el
cristiéJ.nismo, con–
vencidos de r.uestra Jnclinacion aLmal,
y
.de la licencia de
costumbres de la-s gentes del siglo,
í
se puede
concluir
que
se
salvarán .muchás
personas~
Par a salvarse , es pr.eciso vivir
~egun
las 111áxímas
diel
evangelio:
i
y
es mu y grande el número·de los .que el
cbia
de
'.hoy
viven segun estas
n-Íá>dmas? . ·;
J
1
Para salvarse es preciso declararse abiertamenté pdr
discípulo de J esucristo;
¡
pero quantas
gentes tienen
el dia
de hoy
v~rgii~nza
de parecer tales! E s p reciso para sal–
varse r enunciar,
o
con el efecto,
u
de corazon v de afee...
to
to .lb
ln
sue
se
posee; es preciso llevar su
cruz :
i
Que
pu reza
tan
inalte t dble
es
necesario
tener !
¡
Que delicade–
za
de
concienCía
r
j
Que
humildatj tan
sincera!,
¡
Que hom–
bría de bien tan exemplar
!
r
Que devocion, tan sólida !
j
Que
ingenuidad, qué
caridad! Si
los
dis ípulos
de
Jesucris to han
de.
tener
estas~ señales- ,
i
cónoces muchos que las
tengan·~
El
mundo es enemigo irreconciliable de J esuc risto:
no es
posible
servir
a
un
tiempo
él
estos •dos
amos ·:
ia·qiual
de los dos te parece sfrve la
muchedumbre~
Para salvarnos no basta no vengarnos ; es menester
a
mas
de esto
amar
a
los que nos hacen mal. No
b_asta
con–
denar las malas acciones, es menester
tambi~n
tener hor–
ror
a
Io·s
mas 'ligeros
pensamien tos malos.
No soio ·es de–
lito retener la
hacienda
agena; es necesario a ma$ de es–
t o socorrer
a
los pobres
con la
nues tra. La
ley cristbna
·
V
2
re-
.
'