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DOMINGO VEINTE
cu
1
pas : en ·estas aflicciones domésticas ,
y
en estos azo–
tes
públi~os
veo
y
reconozco, Señor, vuestra justicia _
~iempre
adorable,
y
vuestro juicio siempre equitativo:
nuestros pecados son quien
inflama
contra nosotros
vues–
tro justo enojo: nosotros somos los que excitarnos la tem–
pestad que nos hace gemir: nosotros somos los que po–
nemo~
en vuestra mano Jos azotes que nos hacen derramar
tantas lágrimas. Enfermt.dades, epidemias, muertes im–
provisas , sequedad prolongada -, pérdidas de bienes, po–
breza,
aflicciones, amarguras; nuestro propio terreno es
quien produce todos los vapores malignos
que
forman es–
t as t empestades, estas granizadas. Pero en fin, en nuestra
humi lacion podeis vos encontrar vuestra gloria:
Sed da
glóriam nórnini tuo.
Sabemos que nunca os acardais ooas de
vue~ tra
misericordía que quando estais
mas
enojado.
Citm
irátus fzíeris., misericórdice recordéiberis
(
Habite.
3. ).
Adoramos
y
bendecimos vuestra justicia; pero imploramos
tambi :>n vuestra gran
mi~ericordia,
y
os suplicamos que
no la pongais medida
ni
límites. Para compadeceros de
nosotros , es menester toda vuestra bondad: sobre su
infi–
nita extension
y
sobre el fondo inagotable fundamos la es–
p eranza- de que nos habeis de perdonar.
¡O
que dichosos
son los que caminan continuamente por las sendas de la
ley
del
s~ñor,
los que guardan con una invariable fide1i–
da d
todos vuestros mandamientos, los que se aplican sin
cesar
a
conocer vuestras voluratades, Jos que andan dia
y
noche en la inocencia,
y
.no tienen otra ansia
que
Ja deagradaros! No ha
y
otro medio
para ser
dichn~os:
Bed.tiimmaculáti in via: qui ámbulant in
lege
Dómini.
La epístola es una .continuacion ·de la
del
domingo
an–
tecedente,
y
responde perfectamente
a·
los sentimientos
que inspira el intróito de la misa de este dia•
.
Fratres, videte quómodo caute ambuletis:
Hermanos
mios, escribe San Pablo a los efosinos , procurad andar
con cautela; estais en un pais enemigo, el camino es difí–
cil, hay malos pasos ,. lo'i precipicios son freqüentes ., tedo
.:stá lleno de lazos : ¡que vigilancia, buen Dios, qué aten–
cion , qué precauciones no se deben tomar!
¡
Pero que lo–
cura caminar
a
ciegas
y a
Ja vencura
~' Or
un camino tan
pelig roso! Porque
i
que precau,ciones toman Jas gt>n rts del
mundo en esas juntas., en esos concui:sos, en esas ocasio-
11es
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