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DESPUES DE PENTECOSTES.
317
digfos ;
y
en
vuestro
pa is no se cree
a
rio ser qué
se
vean
a
-cada ·paso milagros. Algunos intérpretes entienden por
estas palabras del
Salvad'ór,
si
no
veis
milagros,
a
Jas
per–
sonas de
calidad,
a
las gentes
de
·corte,
en
quienes
la fe,
por
lo
comun,
es
tan
débil ; como si
el
Salvador dixera:
vosotros ricos, personas
de calidad,
cor tesanos , vosotros
teneis regularmente una fe tan enfermiza
y
tan vacilan–
te, que
el.
ménos, que no veais milagros no creeis.
. Esta quej§!,
'ó
mas
bieh' esta l'igera reconvendon ··
sa–
ludable, aunqüe era fan Justa,
hj~o
poca
imp res ion
en
el
espíritu
de . un
p1cir'e
afligido ;
que
no
pen
'aba
sino
en
la
curacion
de su
hijo. En lugar
de
renponder
a
la
recon–
venciqn
P,el Sfilvador
1 ,
exc~amó
con lágrimas
en
los
ojos:
Señor ~_,¡ ~no ,
o d;iisí priesa1de ven_ir
a
mi casa no llega–
reis
a
tiempo:
mi
hijo
se muere,
y
ya
no
le
hallaréis
vi·
vo.
Esa
persevernncia en
·pedir
y
rogar agradó
a
Jesu–
cristo: díxole el Señor, anda, tu hijo está sano,
consué–
late; tu
oracion
ha sido
oida.
Creyólo el padre, y
sin
re–
plicar tnas, hecha
una profunda reverencia
al
Salvador,
se ;volvió
a
su
·casa.
Estando
a
mitad del camino, encon–
tró
a':i.1nos
·cria~os .
suy_os
que venian
a
decirle que su hijo
estaba sarro
y
sm
calentura.
Fácilmente
se
puede
com–
prehender quál sería el gozo del padre. Acordábase muy
bien cie la hora en que
Jesucristo
le habia dicho añrma–
iivarriente que
su
hijo iba
.bien,
y
que
ya
no
estaba
en–
fermo.
y
así ' l@ primero que les preguntó'
fué
a
qué ho··
ra se
hábia
puesto-- bueno el enfermo. Dixéronle, ayer
<l
las siete le dexó la calentura; es decir, una
hora
despues
de medio día,
y
al
instanre se
encontró tan perfectamente ·
sano,
como
_si
nunca
hubiera estado
enfermo.
Acordóse
lue–
go el
magnate que aquella era
precisamente
la
hora
en que
el Salvador · le ·habia dicho: vete, que tu hijo
está
bueno.
Desde ent6nces él
y
toda
su
casa creyéron que Jesucris–
to era el Mesías
prometido ,
y
lo creyéron
con
una fe
firme
y
perfecta. San Cirilo cree que la pregunta que
hi·
ZO
desde luego aquel magnate
a
S;JS
criados,
a
qué hora
se
había
puesto
bueno su hijo , era, rnénos
prueba ·
de su
ppca fe , que un. indkio
de
su
zelo,
y
deseo de instruirse
y
de confirmarse en su creencia.
~
·
Creyó el padre,
y
con
él toda su casa·. -Esto ·es un
aviso
a
los padres de familias,
y a
todas las
personas de
au-