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DOMINGO

VEINTE

quiere

qtie

hagamos,

y

del modo

qu~

Dio11 lo qniere. 'El

medio de resarcir el

tiempo

perdido. no es ha

~er

toJ a

~lll!r­

te de buenas obras: las

obras ·

olo son buena , e

n qu

nt9

agradan

a

Dios

t

las

primeras

obiÍ~c,tdon

s

1J U~

O.os

pide

que

c tl mplamos, son las

de

nMeStrc>..estado;

d

b~m'os .,

tJ> ues,

cumpll ·la._s

oon

fide1idad. _Una 'mad1e

de

fami lias

que. des–

cuida

de su casa

y

de sus hijos por· visitar los ·huspila–

les,

ó

por estar en la Iglesia, no

ha~e

lo que D io, la man–

da: la

voluncad . de Dios

~s

que_

empiez~

cumpliendo

con

todas las .obligaciones.

de

su estado.

Si

la

queJ.a

algun hue–

co puede llenarle con obras de piedad

y

de misericor–

dia.

Ap liquémonos.

a

hacer con fervor

y

con puntualidad

todo lo que

Dios

quiere

que

hagamos,

y

bien presto se-

rémos santos.

fl

e

'

Despues de haber dado el santo

apó~tol

estos avisos

generales' desciende

a

hablar de ciertos vicios capitales

que todos

los ,fiel es

deben mirar con horror:

Nollte inebriá–

ri vino

,

fo

quo est luxúria,

guardáos de los excesos del

vino.

que

ar rastra n

a

la impureza. El vicio de la des–

templanza en el vino era bas tante comun en Efeso. Pa–

rece que no podia San Pablo deci r

a

los fieles de Efeso

cosa que l es inspirase mas horror

a

1a ·embriague?'

que

decirles que el vino inflama los fuegos impuros. La cas–

tidad es incompatible con la embriaguez: los exceso-' del ··

vino causan siempre incendios: la impureza se cria

y

se

foment a con el vino:

Sed i

mplémini Spíritu sancto,

ha–

ced de mo:io

que

os

llene.is

dd

Espíritu santo.

El

após–

tol, dice San Gerónimo, opone aquí la santa embriaguez,

djgámoslo' así, del EspíritY san'to,

a

la

embriaguez

que

es especie

qe

destemplanza. Nada es mas incompatible

que estas dos cosas.

El

Espíritu santo, llenando

a

una al–

ma,

la inspira la prudencia, la mansedumbre, la modes–

tia , el pudor

y

la castídad ; al paso ,que el exceso en el

vino produce la extravagancia·. el furor, la impureza. la

desenvoltura. Si

estais

llenos

del

Espíritu santo, continúa

el saato a'póstol, os eatretendreis en cantar salmos, him–

nos

y

cánticos espirituales,

dirigiendo

a1 Señor- estos cán·

ticos

y

esto'> salmos en el fondo de vuestros corazones.

La boca habla de la abundancia del corazon. Un hom–

bre

animado del

espíritu de

Dios no 'halla el menor gus–

to en las conversa'ciones profanas. Esto

es

lo que en otra

par-