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"'22

.;

DOMINGO

VEINTE

ofrece' SI hemos de entrar

en

su se rvi cio'

a

la verdad,

¿que otra cosa significan esas medio voluntades , esos

deseos inefi caces, esas odiosas ind terminaciones

?

.Dios

ine habla al corazon , Dios me llam3 ,

y

no sé si le obe–

deceré ,

y

dudo

st

me rendi ré

a

su voz. Ha un mes,

ha seis, quizá ha muchofi años que Dios te pide el sa–

crificio, no de todos tus bienes,

u

de tu propia vida ;

i

y

debías

y ·

pod ias negársele si te le

pidiera~

Te pide

únicamente el sacrificio de un gusto , de un nada ;

y

tú. se le niegas ,

y

todavía no se te antoja darle

a

Dios

este

gusto;

y

todavía no estás de humor

de

com–

place1'íe. Considera la malicia de esta especie de des–

precio ,

y

la gravedad de esta injuria.

l,

Sabes que ese

Dios

a

quien le niegas esa reforma, ese

p~queño ~acri ­

ficio ,

e~a

nada es aquel Dios de quien esreras conti–

nuos beoefi c ios, el perdon de muchas cul pas ,

y

el de

ese mismo desprecio que haces d.e

él

en negarle lo que

te pide? Confesemos que _nuestra conducta está llena de

contrad ícciones, de i r religion

y

de injusqdas.

Señor,

i

quando abriré los · ojos para ver mis extra–

víos.

y

para espantarme, como debo, de m

irreligiosa

y

miserable conducta si no lo hago

ahora~

P U N T O S E G U

N

D

O.

Considera, que no basta romper los lazos, desp11gar

el corazon , dexarlo todo

~

vencerlo todo; no basta e.i:. tar

dispuesto

a

ha.cer viage si no se tiene una buena guía

a

quien seguir. Todo Jo hemos dexado

y

te hemos seguido,

dicen los apóstoles al Salvador del muado; esto es eu lo

que propiamente consiste su mérito,

y

sob.re

esta imita–

cion pa rece funda Jesucristo

el

derecho

a la

recompen a;

pues lc::s r esponde: vosot ros que me habeis seguido juz–

garéis

a

las doce tribus de Israel. En efecto,

i

que ser vi–

ri a haberlo dexado todo

y

no seguir

a

Jesucristo~

Este

de

poj o

universal quita

todos

los obstáculos; pero la vir–

tu J no se adq uiere sino

si~u i erido

a

este divino modelo.

¡ Que leccion tan importa nte para las personas re li–

gio as ! ¡Pero que desd icha la suya si despues de haber

roro tantos lazos, si

desp11es

de haber hecho tantos

y

tan

grandes sacr ificios se

encuen tran

al

fi n

de la carrera

~in

ha-