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DESPUES DE

PE ~~ TÉCOSTES.

327

mores

y

sus llantos. Ad vertida de lo que pasaba la rey–

na

Estér, su sobr ina, le envió et · eunuco

Arac

para

que

s-upiera

de él quál

era el motivo de ·su afüccion.

Ma. r–

doqueo

le

envió

á

decir por este oficial lo que conte–

nia el edicto

que

Aman

babia

sa~ado

del rey,

Y'

la re–

~nitió

una copia de él, diciéndola a

1

l

mismo tiempo, que.

no babia otro medio para librar

a

los jud íos

que ir

a

. estar con el rey '

e

interceder ella misma por su pue–

blo.

La

reyna envió

a

decir

a

su

tio por

el

eunuco,

que estando prohibido sopena de muerte

a

todos ' sin

excepcion de personas, el entrar al

quart'O del

rey siri

ser llamados ,

no

podia ella hacer lo que se pedía.

Mardoqueo rogó al eunuco dixera

a

la reyna , que en

l:ln

lance tan crítico no debia mirar tanto por sí, co–

mo por la \lsalud de su nacion: que si ella abandonaba

a

su pueblo en aquella extremidad, Dios hall aria algua

otro medio para

librarle-,

y a

ella

la

hariá perecer con

toda su raza en castigo de su indiferencia : que en

fin,

Dios quizá no la babia colocado sobre el trono , sino

para ponerla en estado de obrar en una ocasion como

aquella. Estér , movida de esta reconvencion , envió

a

decir

a

su tio hiciese juntar todos los judíos que esta...

ban en Susa,

y

les intimase

un

ayuno de tres dias,

y

que pidieran

a

Díos por ella y por el pueblo: que ella

por su parte iba

a

hacer lo mismo con todas las,

da–

mas que la servian;

y

que despues de esto iría

a

bus–

car

al

rey aunque

no la

llamara,

y

aunque esta deter-_

triinacion ·

Ia

hubiera de costar la -vida. Executó Mardo–

queo el órden de la reyna'

y

durante el ayuno hizo

a

Dios

en

su humillacion aquella fervorosa oracion de que

la

Iglesia ha tomado las palabras que sirven de intróito

a

la misa de este domingo.

.

In voluntáte tua, Dómine, univérsa sunt pósita,

&

non est qui possit resístere vo!untáti tute:

Señor, todo

está sujeto

a

vuestro poder,

y

nadie puede resisti r

a

vues–

tra voluntad.

Tu enim fecísti ómnia ccelum

,

terram,

&

tmivérsa qua? cceli ámbitu continé-ntur

;

porque vos hi–

císteis de nada todas las cosas , el cielo , la tierra ,

y

todas las criaturas que están debaxo del cielo.

Dóminus

universorum tu es:

vos sois el Señor de todo. La Ig lesia

repite

aquí el mismo

salmo

de que

se sirvió

el

domingo

X4 ·,

an-