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DESPUES DE PENTECOSTES.

~99

vites de un rey equivalen

a

los preceptos; no ignoran que

el

comer

a

la mesa del monarca es para ellos

una

grande

honra. ·

·

Por otra parte, el mismo rey no contento con haber–

les convidado, les envia

a

decir con sus criados, que to–

do está pronto , que no tienen mas que venir para asis–

tir

a

la boda. Los criados que les envia cumplen con

su

comision; pero sorprehendidos de no encontrar en los coLI–

vidados sino disgusto

e

indi ferencia ' les representan el

daño que se hacen

a sí

mismos, y las tristes conseqüen–

cias que pueden producirles el no aceptar el convite: -les

ruegan, les instan, y nada omiten para obligarles

a

con–

currir; pero todo es en vano. Estos ingratos menospre–

cia

así el¡itento convite del príncipe, como las instan-

-das apretadas y fuertes de los criados;

y

para dar

a

en–

tender aún mas bien el poco caso que hacen de un convite

tan honroso, uno se va

a

su granja' ·otro

a

su negociacion:

Alius in villam, álius vero ad negotiationem.

Otros mas

brutales.

y

mas fieros, no contentos con haber maltratado

de palabra.

a

los que el príncipe les babia enviado para

convidarles, se echan sobre ellos como unos furiosos,

y

los matan:

Et contuméliis afféctos, occidérunt.

Despues

·que

el Salvador hubo hecho ver de un modo

tan sensible hasta dónde puede ir la íngratitud

y

la in–

solencia de unos súbditos, que han olvidado el respeto

que le es debido

a

su soberano; quiso tambien mostrarles

la

justá severidad con que el rey castigó una inso1encia

tan atroz:

Rex autem cum audísset irátus est:

Avisado

el

rey

de lo que babia pasado, se irritó tanto, que entónces

mismo envió tropa con órden expresa de pasar

a

cuchi–

llo

a

todos aquellos moradores '

y

reducir

a

cenizas toda

la ciudad. El delito

y

el castigo de los culpables no

hi–

ciéron que el rey abandonara la boda de su hijo: supuesto

que la comida está dispuesta , dixo

a

SUS

criados ,

y

<jUe

los que ye habia convidado los

prim~ros

se han hecho

indignos,

id,

recorred los

caminos~

y

convidad á la

bo–

da

a

quantos encontreis. Executóse el órden puntualmente.

Convidáron·

a

quantos encontráron malos

y

buenos;

y

bien pre' to

se

llenó la sala. Sabiendo todos que no se

debe asistir

a

una

boda sino con un vestido decente,

nin–

guno dexó

de

llevar el vestido de boda.

Solo uno

se des-

cm-