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~48.

. DOMINGO DIEZ Y SEIS

milagros , todo irritaba aguella mo tal envidia que ha–

bían concebido con tra

él.

Como ha ta entónces no ha–

bian na liado pr texto mas especioso para calumniarle, que

el que no guardaba tan sc rupul osamente como

a

ellos les

psre ~ ia

el sába o, porque curaba hasta en e te dia

a

los

enfe mos , se sirviéron de e te pretexto en un

on ite

a

que habia sido convidado

n ábado por uno

e los mas

consid

~ ra bl

d

la secta. Encontró

allí

ca

i

t2ntos contra–

rios

y

ce sores , quanros eran los convidados. Iban todos

a porfia

sobre

quién

espiada mas bien sus acciones·:

no ba–

bia quien no observase con la may or malignid d todas sus

palabras

y

discursos para tener que decir contra él; todo

quanto decia , todo quan to hacia, lo interpretaban mali–

ciosamen te aquellos espírit us negros, sin pe ·onar

ti.

aun

·a

las obras de cá

risfa _

mas maravi 'losas

y

m~·

s

loables:

E~

ipsi

observábant

eurn.

"Apénas se pusiéron

a

comer, quaodo llegó un hidró–

pico,

y

se -puso

delante del Salvador. Es probable que

fué

convenio ent re e11os el que aquel enfermo se presentase al

principio de la comii

l .

El Salvador no podia ignorar u

deprn vada io ten'"lon

~

vda

con

demasiada

claridad el

veneno que estaba oculto en us almas; ' pero como

siem–

p re 0braba cog tanta prudencia

y

suavidad, ánr

' S

de cu–

rar al enfermo, qui. o

o

corregi r la iniquidad ,

ó

confundir

la malicia de

u

"llos

pérfidos ;. anticipó eles,

pue, ·,

y

les.

preguntó si era lícito

cu ra1

a

los enfermos en ábado,

si

licet sábbato curáre?

Esta pre"un ta tan im pen ada

los

·sobrecogió, porque si respond ·an

9ue

no era lícito, pre–

vef'a n muy bi'en que los

rechaziria

v

ivam

ente

y

los haria

ridí uios, como lo babia hecpo con el.os mas de una vez•.

Confesar que era permitido, era aprobar públicamente l.o

que

llos tenfan intencion de censurar. No sabiendo , pues,

que respon er t

omár

on el partido de callar.

Entóaces

Je–

sucrL

to, que ánt

s.de

hacer nada se habia pr v nido

pruden–

temente contra la calumnia ,

y

les babia hecho ver que

no se babia olvidado de la solemnidad del dia, tomó de la

mano al enfermo, le curó,

y

le de.

id

con admiradon

de todos quantO"S babian sido

tes t i ~os

d 1 rnildgro. Nin–

guno de los fari seos

Se atrevió

a

decir pa abra

i

p t' fO

CO–

mo

ll

silen .io no era t>fecto de un verdadero arrepenti–

miento , siflo

de una

vergüenza maligna, cr

que debia

o ur-