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DESPUES DE PENTECOSTES.

!1~3

le hace en

una

oracion perseverante ;

y

esto es lo que

hare

David implorando todo el dia la misericordia

y

la ayuda

del Señor:

Quóniam ad te clamávi tota die.

El

pensamien–

to

~e

la bondad

y

de la -infinita misericordia de Dios le·

sirve tambien de nuevo motivo para aumentar

y

avivar

su

confianza :

Quia tu, D.ómine, suávis

&,

mitis es,

&

copio..

sus

.in

misericórdia ómnibus invocántibus

te

:

Lo

que me

obliga , Señor,

a

pediros con perseverancia,

ya

creer que

me

habeis de oir , es

el

saber que sois un Dio:; lleno

de

bonda<;l, de suavidad, de mansedumbre

y

de misericordia

con todos los que

te

invocan. Porque,

i

quien

hay

que ha–

biendo puesto en vos toda su esperanza, no haya sido

oido~

Yo, Señor, espero que seré de este número; no, no

ha–

reis

r mí

lo un nuevo sistema : vos sois incapaz de

mudaros ;

y

por consiguiente vuestra misericordia ser'

siempre vuestro cordial atributo, y la que brillará · siem ...

pre mas

a

nuestros ojos que todas vuestras otras maravillas,

y

yo mismo seré

a

toda la tierra una

nueva prueb

a del

exceso de vuestra bondad para con los

pecador.es

.

Esto

lo repite muchas veces el santo profeta

en todos lo

s sal–

mos,

y

sobr~

todo e

n el 144,

quando dice:

Miserátor,

&

miséri~ors

Dóminus:

pátier.zs

,

&

multum miséricors.

El

Señor es bueno, tier

no, com

pasivo : es paciente

y

muy

misericordioso: es bueno para todas sus criaturas ;

y

su

misericordia se extiende sobre todas sus obras ; de las

quales no hay una que

él

su modo no publique lo bueno

que es Dios. El Señor está siempre cerca de los que le

invocan ,

el fin

de consolarlos; pero de los que le invocan

con

una

verdadera confianza en su bondad :

Prope est

Dó–

minus ómnibus invocántibus eum in veritáte.

Y

si

no conce–

de al

instante lo que se le pide, es porque

~usta

que se

le

pida con importunidad. No hay cosa en que David sea mas

eloqüente, que en publicar la bondad

y

mansedumbre de

nuestro D ios,

y

en alzar su misericordia sin límites.

El

intróito de la misa de este día dice todo e to en las pocas

palabras que pusimos arriba:

M iserere mihi D ómine,

&c.

Este íntróito acaba por donde empieza el salmo

85.

In–

clina , D ómine, aurem

tuam,

&

exáudi

me :

quónidni inops

&

páuper

sum

ego :

Señor, atended

a

mi

o r~cion,

y

oid–

me, porque

soy

un pobre muy necesitado. Para ser eficaz

la oracion, debe ser

humilde

y

perseverante,

y

debe

estár

Q

2

lle-