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DOMINGO DIEZ Y SEIS
se harcin
por ti despues
'de
~ tu
muerte.
¡
Que felicidad,
qué consuelo no tendrás si has sido tan dichoso que has
librado
6
aliviado una sola
de
estas santas almas! ¡Que
socorros, qué gracias no debes aguardar de ella, luego que
goce
de
Dios
en
el cielo! Da todos los dias,
si
puede ser,
una limosna por las almas del purgatorio,
y
di
el
oficio
de
difuntos por ellas siquiera una vez al mes.
Q
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DOMINGO DIEZ Y SEIS
D ES P U ES DE PE N
TE CtO S TE S.
Por lo que se ha dicho en
la
historia de los domingos
antecedentes , se ha podido ver que el asunto del evan–
gelio de la misa del dia es quien da el nombre de' distin–
cion
a
los domingos despues de Pentecostes. El domingo
diez
y
seis se llama en toda la Iglesia latina el domingo
del
Hidrópico.
Este nombre le vino del asunto del evan–
gelio que en este dia se leía ya en Roma en tiempo del Pa–
pa San Gregario,
y
que se lee en casi todas las iglesias
del Occidente.
El intróito de la misa se tomó del mismo salmo que el
del domingo antecedente. Nada es mas afectuoso ni mas
tierno que esta ora.don ; debe ser familiar
a
todas las per–
sonas afligidas ,
ya
los que se hallan combatidos de algu–
na violenta tentacion.
.
Miserere mihi,
D~mine,
quóniarn ad te elamávi tota die:
·
Movéos
a
compasion .; Señor,
a
vista de mis clamores
y
de
mis lágrimas; compadecéos de una alma, que no cesa de
implorar todo el dia vuestra ayuda
y
vuestra misericordia.
Confieso que no merezco · ser oido,
y
que Ja voz de mis
iniquidades es mas fuerte que la de mi contricion
y
de mis
lágrimas ; pero
a
lo ménos enternecéos
a
vista de mi per–
severancia
y
de mi importunidad, y venid
a
socorrerme.
Dios quiere que se le ruege con perseverancia
y
con uaa es–
pecie de importunidad. Hay un género de violencia que le
agrada mucho
&l
Dios ,
dice Tertuliano ; esta
es
la que se
le