DESPUES DE PENTECOSTES.
~39
don. ¡O
muerte de los pecadores, muerte terrible, muer–
te cruel, la qual sola equivale
a
un infierno!
.
· PUNTO SEGUNDO.
Co.nsidera qué consuelo tan dulce, qué sentimientos de
gozo causa la noticia de haber ganado un pleyto de im–
portancia, la del levantamiento de un largo
y
triste
des–
tierro, la de una victoria completa que nos asegura -una
coron~;
pues todo esto se
halla,
se
experimen~a,
se siente
en la muerte de los justos,
y
cien veces mas
)que
todo esto.
En ella se acaba un triste destierro, cesa una continua–
cion de males, espira una vicisitud de tempestades, de
temo
s
y
de eligros: en ella empieza una bienaventuran–
za
pura, llena , perfecta
y
eterna; finalmente , en ella
se
seca para siempre
un
manantial de inquietudes, de pesares,
de molestias.
·
.Las almas de los justos están en
la
mano de
Dios~
no las afligirá la rnuerte ·: quando Dios es quien nos sos–
tiene , quien nos lleva ,
i
que tenemos que temer
~
Lo que
hace que la muerte sea tan terrible, es propiamente
la
· vista de un
Dios
irritado ;
y
solo Dios . puede hacerla
dulce
y
suave. Siempre muere contento el que muere
santo.
·
.
Quando
no estamos pegados
a
la vida' la dexamos sin
~ena
y
sin pesar ;
y
quando unQ piensa que no muere
sino para vivir eternamente, muere no solo resignado, sino
con gusto.
i
Se
puede temer rriucho
caer
·ene
las
·i:nan(')s
de
Dios ,
qu
ndo se ha amado
a
n ·os,
y
quando s.e le
ama~
El
qut!
ama
a
D 'os
está siempre seguro de que Dios le ama
tiernam
nt
e.·
..
Jesucr is
to.nosolo nos da su cuerpo
y
sangre para
aH~
men1
an'lo. , sino tambien para hacernos vivir. siempre;
y
esta vida e rerna empieza siempre
a
la hora de la muerte.
¡
O ,
y
cómo la m moria de lo pasado consuela al justo
mor ibundo! ¡ O ,
y
cómo le agrada lo presente ,
y
de qué
gozo no llena
a
una alma santa la ·esperanza· tan bien
fundada en las misericordias de Dios, de una eternidad
bienaventurada! La muerte de los justos es como un anti
7
cipado gusto de
la;i~ienaven turanza
eterna.
·.
Es verdad
que
tla:
vista de sus pecados puede serle
a
un
hom-