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DESPUES DE PENTECOSTES.

~47

Scire étiam supereminé.ntem sciéntice charitdtem Chris–

'ti, ut impleárnini

in

onmem plenitzídinem Dei.

Para que co–

noz afa tambien la caridad de Jesucristo, la qual es muy

sobre nuestros conocimientos; para que esteis totalmente

l enos de Dios, pido al S ñor, dice el apóstol, os dé

i

co–

nocer

h-

sta

qué

exceso nos ha amado J esucristo.

A

la ver–

dad , el amor inmenso del Salvador es sobre todos nues–

tros conocimientos ,

y

sobre todas

nu~stras

ideas , es

in–

comprehensible ; pero por poco que conozcamos quánto

nos

h_a

amado J esucristo,

es

mu

y

di fi cil

qu,e

nosotros

no

le amemos ;

y

si le amamos con un amor puro

y

ardiente,

estarémos llenos

y

como henchidos plenamente de Dios,

solo durante esta vida , estando animados de su e.spíri–

tu, de su racia, sino singularmente en el cielo, don–

de poseerémos

a

Dios perfectamente. Una de las pruebas

de que conocemos poco

el

amor que J esucristo nos tiene,

es el poco amor que le tenemos.

Si

conociéramos hasta

qué punto nos ha amado este divino Salvador,

y

la ter–

pura

con que nos ama;

i

qual sería nuestro fervor' quál

nuestra continuacion en hacerle la corte al santísimo Sacra–

mento~

?,

Con

qué

fidelidad guardaríamos sus

consejos~

i

Qual. sería

nues tr~

solicit ud

y

cuidado para agradarle en

todo? Por lo demas, concluye el santo apóstol:

a

aquel

que puede hacerlo todo,

y

mucho mas de lo que nosotros .

podemqs pedir

y

pensar, por su virtuJ, esto

es,

por su

espíritu

y

por la gracia, la qual obra en nosotros, sea da–

~a

la gloria por la Iglesia

y

por Jesucristo por los siglos

de los siglos, así sea-:

Amen.

De este pasage de San Pablo to..

la Igksia esta conclusión

o

fórmula , con que termína to"'

das sus oraciones. Como el espíritu que animaba

a

San Pa–

blo

y

a

los <lemas apóstoles es el mismo que anima

a

la

Iglesia, .son muy pocas las prácticas que ésta no haya

aprendido de aquellos primerqs doctores de la religion'

a

quienes mira como

a

sus maestros.

El evangelio de la misa del dia está lleno de inst ruc:–

ciones

y

de misterios. Quanto mas se aumentaba ent re el

pueblo la gloria del Salvador, tanto mas se veía crecer la

envidia

y

el ódio que le tenían los escribas

y

fariseo~·

!:ªvi–

da pura, santa

y

perfecta del Salvador, el conoc1m1ento

que tenia del interior de las gentes,

y

de la malignidad ·

del corazon de los fariseos , la pureza de su doctrina ,

s~s

_

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