DESPUES
DE
PENTECOSTES.
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el que contribueyndo todo
a
humillarnos, sea tan rara Ja
verdade ra humildad. Para ser humilde no es menester si–
no conocerse
a
sí mismos: no ha
y
virtud que cueste mé–
nos;
y
sin embargo,
nu
hay ninguna en que mas se fal–
te. Nada debe humillarnos mas que nuestro mismo
org~llo. Quando se quiere de veras, dice San Bernardo, no
hay
cosa tan fácil como humillarnos. Si deseo ensalzarme , en–
cuentro luego
r~1il
obstácYlos
a
mi engrandecimiento; pe–
ro si qt iero baxarme, ninguno se opone
a
ello. La hu–
mildad -cristiana es orígen de nuest ra quietud ;
y
la so–
berbia el de todos nuestros pesares
y
sinsabores.
•La orai¡n de la misa de este dia e! la siguiente• .
Tua
nos, qwesumus Dómine,
grátia semper
eB
prr.evéniat
S
sequátur; aq bonis opéribus jú·
giter prcestet
esse
inténtos.
Per D óminum nostrum, 8c.
S eñor, haz que tu g racia nos pre·
venga siem pre
y
nos acompañe;
y
que nos haga exercitar continua–
mente en
san~as
y
buenas obras.
Por nuestro Señor, &c.
La epístola es
dd
capítulo
3
de San P1iblo d los efesÍ1los.
Fraires: Obsecro vos, ne de–
ficidtis in tribulatiónibus meis
pro vobis: qur.e es-t glória ves–
tra. Hujus rei grátili fleéto gé–
n.uamea ad Patrem Dómini
nostri Je su- Christi
,
e¡y;
quo
omnis patérnitas in crelis
,
8
in
terra nominátur
,
ut det vo–
bis secimdum divítias glórife
suce
,
viftz"tte corroborári per
Spiritum ej us in interiórem pó–
minem, Christum
habitar~
p er
fidem in córdibu s vestris
:
in
charitate radicát i,
8
fundá–
ti, ut possil ÍI comprehéndere
cum ómnibus sanctis , qµce sit
latitudo
8
longi·údo ,
8
su–
hlf1
itas
8
profúndum : scire
étiam superemi néntem sciéntice
charitat em Christi, ut impleá–
mini in omnem plenitúdinem
Dei.
Hermanos: Os ruego que
no os
acobardeis en las tribulaciones que
yo padezco por vosotros, lo qual
es gloria vuestra. Por esta causa
doblo mis rodillas delante del Pa –
dre de nuest ro Señor Jesucristo,
del
qual torna nombre toda su des–
cendencia en el ci el o y en la tier–
ra,
para que os conceda, segun
las riqüezas de su gloria , que seais
corroborados
en la
virtud , segun
el
hombre interio r, por medi o de
su espíritu, que CrL
tu
ha bite en
vue~t
ros corazon s por
Ja
fe;
es–
tan do radicados
y
fund ados
en
la
car ida d , para qu e poda is compre–
l1 ende r con todos los Sa ntos
quál
es
la
latitud,
Ja
lon gi tud ,
la
altu·
ra,
y
la profundidad ;
y
saber
tam·
bi en la carid ad xce lente de Cris–
to, respecto de toda ciencia , pa ra
que