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DESPUES

DE

PENTECOSTES.

251

el que contribueyndo todo

a

humillarnos, sea tan rara Ja

verdade ra humildad. Para ser humilde no es menester si–

no conocerse

a

sí mismos: no ha

y

virtud que cueste mé–

nos;

y

sin embargo,

nu

hay ninguna en que mas se fal–

te. Nada debe humillarnos mas que nuestro mismo

org~llo. Quando se quiere de veras, dice San Bernardo, no

hay

cosa tan fácil como humillarnos. Si deseo ensalzarme , en–

cuentro luego

r~1il

obstácYlos

a

mi engrandecimiento; pe–

ro si qt iero baxarme, ninguno se opone

a

ello. La hu–

mildad -cristiana es orígen de nuest ra quietud ;

y

la so–

berbia el de todos nuestros pesares

y

sinsabores.

•La orai¡n de la misa de este dia e! la siguiente• .

Tua

nos, qwesumus Dómine,

grátia semper

eB

prr.evéniat

S

sequátur; aq bonis opéribus jú·

giter prcestet

esse

inténtos.

Per D óminum nostrum, 8c.

S eñor, haz que tu g racia nos pre·

venga siem pre

y

nos acompañe;

y

que nos haga exercitar continua–

mente en

san~as

y

buenas obras.

Por nuestro Señor, &c.

La epístola es

dd

capítulo

3

de San P1iblo d los efesÍ1los.

Fraires: Obsecro vos, ne de–

ficidtis in tribulatiónibus meis

pro vobis: qur.e es-t glória ves–

tra. Hujus rei grátili fleéto gé–

n.ua

mea ad Patrem Dómini

nostri Je su- Christi

,

e¡y;

quo

omnis patérnitas in crelis

,

8

in

terra nominátur

,

ut det vo–

bis secimdum divítias glórife

suce

,

viftz"tte corroborári per

Spiritum ej us in interiórem pó–

minem, Christum

habitar~

p er

fidem in córdibu s vestris

:

in

charitate radicát i,

8

fundá–

ti, ut possil ÍI comprehéndere

cum ómnibus sanctis , qµce sit

latitudo

8

longi·údo ,

8

su–

hlf1

itas

8

profúndum : scire

étiam superemi néntem sciéntice

charitat em Christi, ut impleá–

mini in omnem plenitúdinem

Dei.

Hermanos: Os ruego que

no os

acobardeis en las tribulaciones que

yo padezco por vosotros, lo qual

es gloria vuestra. Por esta causa

doblo mis rodillas delante del Pa –

dre de nuest ro Señor Jesucristo,

del

qual torna nombre toda su des–

cendencia en el ci el o y en la tier–

ra,

para que os conceda, segun

las riqüezas de su gloria , que seais

corroborados

en la

virtud , segun

el

hombre interio r, por medi o de

su espíritu, que CrL

tu

ha bite en

vue~t

ros corazon s por

Ja

fe;

es–

tan do radicados

y

fund ados

en

la

car ida d , para qu e poda is compre–

l1 ende r con todos los Sa ntos

quál

es

la

latitud,

Ja

lon gi tud ,

la

altu·

ra,

y

la profundidad ;

y

saber

tam·

bi en la carid ad xce lente de Cris–

to, respecto de toda ciencia , pa ra

que