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DOMINGO CATORCE
tenecen
a
Jesucristo, concluye San Pabio, éstos han cru–
cificado su carne con los vicios y concupiscencias: los
verdaderos discípulos de Jesucristo, léjos de seguir los de,..
seos de la carne, y de hacer sus opras, la
crucifi~an
por
medio de una continua m0rtificacion. Su estudjo. ordina–
rio es reprimir todos los ímpetus de las pasiones,
mor~
tificar los sentidos, y ahogar todos los deseos de la con–
cupiscencia. No ha
y
virtud sin mortificacion : la mortifi–
cucion es quien conserva
y
mantiene la inocenda. El amor
del deleyte es el veneno del al ma.. ·La vida regalona no
fué
jamas una vida cristiana : no hay cristiano que no de–
ba decir: estoy olavado en la cruz con Jesucristo:
Christo
confíxus sum cruci.
El evangelio de la misa del dia es del
pítulo
xto
del evangelio de San Mateo:
Nemo potest
duobzt$
dómi–
nis servfre.
Es este evangelio una continuacion de la ad–
rni rable instruccion que hizo el Sal vadór
a
sus amados
discípulos, en la que despues de haberles enseñado cómo
se debe hacer la limosna,
y
el modo de orar, les da un
modelo de la oracion que deben hacer. Despues de esto,
les exhorta
a
no mirarse sobre la tierra sino como pere–
grinos, y les hace ver que no deben sus pirar sino por
los b'ienes celestiales
y
eternos , y que solo en el cielo,
por decirlo así, se debe hacer fortuna. Las riquezas son
aquel ídolo a que cada ttno y todos hacen sus votos : la
pasion de amontonar tesoros sobre tesoros, es un tirano
que hace ba(;tantes esclavos; es un amo harto duro que
manda con imperio, y
a
quien siempre se sirve con pér-·
dida; sin embargo, no falta quien le sirva.
i
Pero se pue–
de servir
a
Dios al mismo tiempo que se sirve al mun–
do, que se sirve
a
la concupiscencia, que se sirve al ído–
lo de las' riquezas ,
o
por hablar mas
propi~mente,
al
mismo tiempo que se entrega el corazon
a
la ·concupis–
€encia, y se sacrifica la quietud, la salud,
y
la misma.
salvacion
a
la avaricia
~
Desengañémonos ; Dios no sufre
que se ande
~n
particiones con su Magestad : si el cora–
zon es de otro, desde el mismo instante ya no es suyo•.
Nadie puede servir
a
dos amos : si sirve al uno , es me–
nester abandonar al otro. Son demasiado opuestos entre sí:
son de un carácter demasiado diferente para que tengan
criados comunes. Amar al uno, es aborrecer al
otro;,
pue1:1
·
·
los