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213

DOMINGO CATORCE'

(Prov.

27.

)

Es cosa extraña, que los tristes efectos de

es–

ta

desenfrenada pasion sólo sirven para de, acreditarla,

pero no para debilitarla. Quej as sangrientas, pleytos pues–

tos im

p

udentemente, enemistades eternas, pérdida de ha–

cienda , accidentes fatales, gol pes funestos, desgracias que

pasan mas alla de la muerte; estos son los amargos frutos

de la ira. Se gime, se lamenta, se arrepiente .uno de lo

que

ha

hecho ;

i

pero de qué sirve detener la mano des–

pue de que se

ha

arrojado la

piedra~

El

fuego apagado

no dexa ocrá cosa.

que

negros carbones

y

cenizas. Con–

fesamos que· nos hemos arrebatado, detestamos la

vio–

lencia que hemos hecho;

i

pero de

.qu~

sirve esta confe–

sion

·~

La calma no dura mucho tiempo. La acrimonia,

la

destemplanza del humor bien presto causa nuevassac–

ciones,

y

los vapores espesos nuevas borrascas. La

ira

na–

ce de la

extrema sensibilidad

a

todo lo .que nos ofende.

El

orgullo

es

quien

la excita

y

quien

la

inflama, Por· mas

que se acuse el natural,

la

bilis, el temperamento., nunca

el hombre humilde

fué

colérico. La tempe tades

nunca

se mueven sin vientos muy violentos.

La·

mansedumbre,

<]Ue es su contraveneno. es inseparable .de la humildad

cristiana. La ira es incompatible con

la

inocenda

~

un co–

razon ·que

se

irrita tan fácilmente, no puede ménos de

estar mu

dañado!

Qui

ad indignándum

f

ácilis est

,

erit

~d

peccándum proclivior

{

Prov.

27.

).

i

Qué pasion mas

odiosa que la de la ira., y mas indigna de un hombre de

bien

y

de un

cristiano~

Los pueblo algo .civilizados.,

áun~

que sean

pag~::os,

la h an mirado ·con horror; Jos mas

bárbaros la han reprobado de de

el

punto

que se

han hecho

fieles. La iri es un

frene~í

corto,

el

la verdad., pero

que

prorúmpe

en

los mismos

excesos

·que

1a

locura; siempre

está acompañada de furor.,

y

-de

una

e specie

de

enagena–

cion de juicio. Ninguná pasion se condena mas univer–

salment~,

Y. ninguna

~eyna

mas generalmente; porque no

hay paston 'que ,-domme tan l>ronto. Es casi siempre de

Ja

misma edad que .nosotros. Es lisonjeada en los niños, se ,/

tolera

en los

jóvenes.,

y

:aun

se

disculpa ·Con la vivaci–

dad

de

la.,:

edad. Una devocion sincera empieza desde Jue–

go domando

a

este fiero enemigo;

y

esto mismo prueba

quán rara es esta verdadera devocion. Lo que es mas de

admirar

es.,,

que

.para-disfrazar esta pasion se

emplea

una

;

ma~