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DOMINGO CATORCE'
(Prov.
27.
)
Es cosa extraña, que los tristes efectos de
es–
ta
desenfrenada pasion sólo sirven para de, acreditarla,
pero no para debilitarla. Quej as sangrientas, pleytos pues–
tos im
p
udentemente, enemistades eternas, pérdida de ha–
cienda , accidentes fatales, gol pes funestos, desgracias que
pasan mas alla de la muerte; estos son los amargos frutos
de la ira. Se gime, se lamenta, se arrepiente .uno de lo
que
ha
hecho ;
i
pero de qué sirve detener la mano des–
pue de que se
ha
arrojado la
piedra~
El
fuego apagado
no dexa ocrá cosa.
que
negros carbones
y
cenizas. Con–
fesamos que· nos hemos arrebatado, detestamos la
vio–
lencia que hemos hecho;
i
pero de
.qu~
sirve esta confe–
sion
·~
La calma no dura mucho tiempo. La acrimonia,
la
destemplanza del humor bien presto causa nuevassac–
ciones,
y
los vapores espesos nuevas borrascas. La
ira
na–
ce de la
extrema sensibilidad
a
todo lo .que nos ofende.
El
orgullo
es
quien
la excita
y
quien
la
inflama, Por· mas
que se acuse el natural,
la
bilis, el temperamento., nunca
el hombre humilde
fué
colérico. La tempe tades
nunca
se mueven sin vientos muy violentos.
La·
mansedumbre,
<]Ue es su contraveneno. es inseparable .de la humildad
cristiana. La ira es incompatible con
la
inocenda
~
un co–
razon ·que
se
irrita tan fácilmente, no puede ménos de
estar mu
Y·
dañado!
Qui
ad indignándum
f
ácilis est
,
erit
~d
peccándum proclivior
{
Prov.
27.
).
i
Qué pasion mas
odiosa que la de la ira., y mas indigna de un hombre de
bien
y
de un
cristiano~
Los pueblo algo .civilizados.,
áun~
que sean
pag~::os,
la h an mirado ·con horror; Jos mas
bárbaros la han reprobado de de
el
punto
que se
han hecho
fieles. La iri es un
frene~í
corto,
el
la verdad., pero
que
prorúmpe
en
los mismos
excesos
·que
1a
locura; siempre
está acompañada de furor.,
y
-de
una
e specie
de
enagena–
cion de juicio. Ninguná pasion se condena mas univer–
salment~,
Y. ninguna
~eyna
mas generalmente; porque no
hay paston 'que ,-domme tan l>ronto. Es casi siempre de
Ja
misma edad que .nosotros. Es lisonjeada en los niños, se ,/
tolera
en los
jóvenes.,
y
:aun
se
disculpa ·Con la vivaci–
dad
de
la.,:
edad. Una devocion sincera empieza desde Jue–
go domando
a
este fiero enemigo;
y
esto mismo prueba
quán rara es esta verdadera devocion. Lo que es mas de
admirar
es.,,
que
.para-disfrazar esta pasion se
emplea
una
;
ma~