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DESPUES DE

PENTECOSTES.

!203

se tiene del pecado? Pero porque tengamos de

él

otra idéa,

i

será por eso menor mal, se¡

á

ménos pecado?

Esas asambleas de placeres, esas concurrencias de pasa–

tiempos , de 'donde la inocencia es tá siemp re desterrada:

esas diversiones de

carnavál,

siempre

tan

criminales, esos

espectáculos, esas alegrías profanas, orígen

fatal de tan–

tos desórdenes:

i

todo esto prueba que se le tiene un gran–

de horror al

pecado~

Y las mismas personas que no vi–

ven en

tan

grandes desórdenes,

i

viven

iquiera

en

una

ma–

yor

inocencia? Nos hemos llegado

a

fam rlia nzar con '

el

pecado;

i

podrémos acoscumbrarnos así

a

Ja escena que se

le ha

de seguir?

¡

Ah :r-:eñor,

qué

mal he conocido

hasta

ahora el peca·

do!

~ero

quTnto le detesto! Aumentad mi dolor,

y

per–

donadme

mis

pecados. ,

PUNTO SEGUNDO.

..

.

Considera,

que

hacemos

mal

en

llamar m?.les

ª

2qur'11º

qu e puede

contribuir

a

nuestra felicidad:

a

una alma

fe ._

voro

a

todo la puede ser

útil~

excepto

el pt' cad o.

Las desgracias, las persecuciones, las en.6 rmedaées,.

la

pobreza, la muerte misma ' todo puede

~er v 1r

a

ha- ·

cernos

dichosos;

pues

de todo esto nos podemos servir

pa–

ra hacernos santos.

Pocos Santos

hay

que no

deban

i

las persecuciones, .

a

la advers idad' al

do ior

·,a

la afliccion'

a

]o ménos- algun

grado

de

la

elevacion en

que

están en

el

cielo.

i

Que no

deben

los

márti re's

a

los

tormentos?

Vuestros

parien.tPS,

vuesti

os

amigos

os perseguirán ,

decía

el S,:i l

vador;

pero

por

eso no

seréi 'I mas in felices:

toda

Ia

malicia ,

toda

la

rabia de los mas crueles tiranos no es capaz de ar rancaros

un

solo

cabello de

vuesrra

cabeza sin la permision de

mi

Pad re.

Qu.1ndo una pª rs.ona es grata

a

Dios ,

guando

es es–

timada de

Oios,

i

que

tiene

que

temer ·~

¡

() ue error mirar.

el ód io del

mundo

como un

ma l,

quando

el

motivo de abor–

recernos el mundo es porque amamo

a

Dios, porque ser–

vimos

a

Dio

!

¿ Que favores' qué

V

majas· no ofreció el

mundo

a

San Vicente para perver t" rl e ? Y si

e

negaba

a

t

da sus

en~año~as

prome, as, ¡que de sup

icins ,

y

qué

crueles.

todos!

¡Pi

ro

con

que

va

or dt:spreció

este Santo,

así