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DOMINGO
TRECE
nos extension que la
J~dea ~
Solo, · pues, de
la raza espi–
ritual de Jesucristo, que son los cristianos, debe enten–
derse esta promesa;
y
solo se cumplió
en la
Iglesia,
y
de
. ningun modo en la sinagoga. No entra aquí San
Pablo
a
descubrirnos
y
hacernos patente
el
cumplimiento de las
promesas hechas
a
la raza carnal
de
Abrahan: limítase
el
la raza espiritual, que es Jesucristo, dice San Agustin,
·en quanto encierra en sí
a
toda la Iglesia de los fieles de
todos los siglos, de qualquiera nacion,
y
de qHalquier pais
que sean. Si los patriarcas ,. si los profetas , si los Santos
de l antiguo Testamento tuviéron parte en las bend iciones
de Ja descendencia espiritual , no
fué
en calidad de hijos
de Abrahan segun la carne , sino solo como ·mitadores de
-su
fe,
y
como que pertenecian ya
a
Ja raza espirit
·t
de
J esucristo ,
y a
la nueva
;;ilianza ;
pues así en la nueva
alianza como en la otra ninguno pudo ni puede salvarse
sino en atencion
y
por los méritos de Jesucristo. Esto es
, lo que hace decir aquí
a
San Pablo, que la E scritura no
dice que las promesas hubiesen sido hechas
a
Abrahan
y
· a
los que nacerian de él, sino
a
Abrahan,
y
al que habia
de nacer de él, que es J esucristo. La promesa, dice San–
to Tomas, es histórica
y
figurativa: histórica
y
literal en
Isaac
y
en su posteridad segun la carne; figurativa
y
es–
pi-ritual en Jesucristo
y
en
los fieles. San Pablo, dice este
·gran doctor, tenia toda
la
autoridad que era necesaria pa–
ra dar al texto figurativo un sentido determinado, cierto
y
ca paz de
fixar
nuestra
fe.
.
Hoc atttem dico, tes'taméntum confirmátum
a
Deo: quce
post quadringéntos
&
t r igfnta annos facta est lex, non
Jrritum f acit ad evacuándam promissiOnenz:
Digo, pues,
que habiendo hecho Dios como
un
contra to
y
una alianza
con Ab rahan, en virtud de la qual promete
a
su raza
espiritual, esto es., al que había de nacer de él, que es Je–
sucristo, toda suerte
de
bendiciones; Ja ley que no
fué
dada hasta quatrocientos
y
treinta años despues, no pudo
hacer · nula
ni
vana la promesa hecha ántes
a
Abrahan.
Y
·si por sola la ley independientemente de la fe somos he-
rede ros de los bienes celestiales, luego no será por
la
pro–
·mesa,
la
qual se hace vana
y
nula por
la
ley.
Y
como
a
Abrahan
y
a
su descendencia fuéron prometidas las ben–
diciones independientemente de la
ley,
se infiere que no
es