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DESPUES DE PENTECOSTES.

19r

Para com·prehender toda ·esta epístóla ,

y

penetrar el ver–

dadero sentido del apóstol , es conveniente saber que ha–

biendo predicado San Pablo la fe de Jesucristo en Galácia,

que era una provincia del Asia menor, entre la Ca pado–

cia

y

la Frigia, convirtió una infinidad de gentiles, de ]os

que formó en poco tiempo una iglesia considerable.

La

primera vez que fué

a

Galácia fué recibido como un ángel

de Dios,

y

como si hubieran recibido al mismo Je ucristo;

como lo dice él mismo:

Sicut ángelum Dei excepístis me,

sicut Christum J esum

:

sin que mis humi ladones

y

mis

enfermedades

os

hayan chocado ni mudado:

Non sprevís–

tis, neque respufstis.

Pero toda

la

tranquilidad

y

el fer–

vor de esta Jglesia reden-nacida fué bien presto turbado

por

falso '!"elo

y

envidia de los judíos, que San Pedro

babia ya convertido

á

la fe ántes que San Pablo fuese

a

predicar

a

los genti les de Galácia. Estos falsos hermanos,

mas judíos que cristianos, adictos siempre

a

su antigua

ley;

no podían sufrir que al convert ir San Pablo

a

los gen–

tiles

a

la fe de Jesucristo, no los hubiese

obli~ado

a

guar–

dar las ceremonias de la

ley

de Moyses. Empezáron

~

desacreditar al santo apóstol para mejor de. acreditar su

doctrina: se empeñáron en hacerle pasar por un intruso

en el apostolado ;

y

no hallando nada que reprehender

en su conducta y en sus costumbres, se asiéron de lo que

parecia defectuoso

e

irregular en su ayre de cuerpo' en

su voz,

y

en tóda su persona. Despues de haberse esfor–

zado

a

inspirarles que le miraran con desprecio' empezá–

ron

a

predicar la obligacion que tenian todos los cristianos

de observar la ley de Moyses. Los gál atas , hombres sim·

ples

y

groseros, se dexáron persuadir de los discursos en–

gañosos de aquellos falsos doctores : muchos no obstante

- se opusiéron

a

estas novedades;

y

se vió bien presto for–

marse un cisma en aquella iglesia. Noticioso San Pablo de

lo que pasaba' para detener- el curso

a

un tan gran mal

escribió

a

los gálatas con toda la fuerza

y

vehemencia que

pedia un abuso tan grande. Empieza e tableciendo inven–

ciblemente su apostolaqo , como que

fué

llamado por el

mismo - Jesucristo. Cuenta su milagrosa conversion,

y

prueba la autenticidad de su mision. Viene despues al orí–

g~n

del mal'

y a

lo que

ha~ia

dado .lugar

a

las contesta–

c10nes

y

al cisma que babia entre -ellos. Demuestra con

un