Table of Contents Table of Contents
Previous Page  289 / 356 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 289 / 356 Next Page
Page Background

DE QUARESMA.

venir al padre

y

á

la madre del ciego, le s preguntan si aquel

es su hijo, si es ver dad que nació ciego ,

y

q Ui én puede ha–

, be rle a bier to los oj os.

A

los dos p rimeros artículos responden s in deten erse,

que

aquel

j óven

era su hij o ;

,que nada

InéJS

cierto

que el

que

babia

n~cido

ciego: en

quanto

al tercero, como

el

decir

que era Jesus quien lo babia cu rado ,

era

deci r que era el

Mesías, call á ron este h echo , temie ndo ser maltra tados si

lo afirmaban.

¡

Que pocas veces se ama ta nto la verdad que

no se la

ha.ga

ceder jamas al temor ! ,¿uien haya abie r to

sus oj os , no lo sabemos nosotros. P reguntádselo

á

él,

pues

ya t iene ed ad para -poder dar razon de su per sona. Adrn i–

rémos aquí la conducta de la providencia. Dios hace servir

á su gloria la mas negra malicia de sus enemigos. No se cre–

yéron lige ramente los milagros de

Jesucri sto ,

pues solo se

tuvié ron · por ta les despues de examinados

COft

1odas las

precauciones que pudo

sugerir

l a mas maliciosa envidia;

de suer te que se puede decir que la incred ul idad de los

fa–

riseos

nos

ha quitado

á

nosotros to do pretexto de

ser in·

crédulos.

,

· Los enemigos del Salvador crey érón que habiendo inti–

midado al padre

y

á

la madre, podrían a terra r al hijo ,

y

sacar de él un testimonio, que

á

lo ménos

pudiese

di smi–

nuir

la estimaciqn, veneracion

y

ad mirac íon que babia pro–

ducido en el público el milagro. L lámanlo , pues , segun–

da vez,

y

le dicen con un tono afable

y

halagiieño : no

puedes hon rará

Di.os

de ot ro modo que confesando la ver–

d ad : d inos ingenuamente todo quant o 'ha hecho cont igo ese

que dices ser el autor de tu curacion. T ú no lo conoces, noso–

tros sí,

y

sabemos que es

un

mal hombr e. Si

es

bueno,

ó

~i

es

malo, respond ió el ciego ,

yo

no

lo

ex a mino ahora. Vo–

sotr0s juzga rés tle él como quisié reis : sois sabios,

y

yo

no

lo soy. Pero lo que yo sé,

y

no puedo ocultar , es que yo

era ciego

y

que ahora veo.

~

i

Y

que

ha

hecho ·contigo (

prosiguiéron )? ¿Como

te ha

abierto

) os

ojos~

Confesemos que le cuesta bas tante al in–

créd ulo querer justificar su incredulidad , no solo á los ojos

del mundo, sino aun

á

los suyos propios . No se busca , quan–

do se llega á este estado, e l se r alumbrados de la verdad ,

sino el aquie ta rse

y

tran quilizarse en el error. Este pobre

hombre fatigado de tanta.; preguntas

y

rep reguntas, les res·

S4

pon-