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DE QUl\RESMA. "

275

nuevo,

y

quita el espíritu antiguo: él nos purifica de nues- ·

tras manchas ,

y

por medio de su gracia nos hace perseve–

rar libremetlte en el bien.

Siguiendo este mismo es11íritu ,

y

en el ·mismo sentido,

ha destinado la

~glesia

para la segunda epístola de la

mis~

de este día el pasage del profeta Isaías, donde descubrién-

. donos Dios los infinitos teso.ros de

su

misericordia,

y

las

riquezas de su bondad, nos manda que nos purifiquemos de

nuestras iniquidades,

y

que nos lavemos de todas nuestras

manchas:

Lavámini

,

mundi 'estote:

lavaos , purificaos. No

p.4de

una lavadura de una purificacion exterior, como pa–

rece la en.tendían los judíos; quiere una pureza interior, una

purificacion de alma, la qual-no se hace sino

por

la conver–

sion del corazon, por la penitencia, por la caridád. Lo que

se sigue hace ver claramente que Dios no habla sino de la

inocencia :

Auférte malum cógitationum vestrárum,

quitar

de delante de mis ojos la malignidad de vuestros deseos

y;

pensamientos ·,

y

cesad de hacer mal :

Q,uié~cite

ágere per–

vér

se.

Pero no basta.cesar de hacer mal, continú:1

el

Se–

ñor, es menester que aprendais á obrar

bien :

D fscite be–

nefácere.

Porque la justicia consiste en huir del mal,

y

jun–

tamente obrar el bien:

Quceritefudícium,

amad la rectitud

y

la

buena fe,

y

no hagais mal

á

nadie. Socorred al pobre,

haced justicia al huérfano, defended

á·

la viuda, exercitaos

en

obras de misericordia, haced bien

á

todos., y

de ~ pues

de esto os doy licencia para que os quejeis de mi severidad,

y

me acuseis de ser un Señor duro

y

austero;'si os miro con

·malos ojos, si os desecho quando viniére is á

mí,

si cierro -

mis oídos á vuestros deseos

y

á

vuestras peticiones. En ver–

dad 'os ·digo., que aunque vuestros pecados fuesen t an roxos

como la escarlata,

y

vuestra alma ta·n teñida cmno el'

pa–

ño

teñido

d -.l

encarnado mas vivo, se emblanquecerá como

la

misma nieve :

Si fúerint peccáta vestra ut cóccinum, qua·

si nix dealbabúntur;

y

quando vuestros pecados fuesen tan

roxos como

el

bermellon, quedarán tan b lancos como la

lan1

m1s

blanca:

Ve! ut /lana alba erant.

No es esto deci.r

que el pe .ado dex.e jamas de ser pecado, sino

que

Dios

quiere

qu~

e::itenJamos, que por enormes

que

sean nuestros

pecados, por grande que sea su número, desde el in 'l tante

en

que el

p«:!cador se convierte de buena fe, le perdona Dios

todos

su

pecados ,

y

por este perdon recobra el

a im~

la

S

2

mo-