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9UARTO
MARTES
Un solo pecado de desobediencia privó al primer hom–
bre de la justicia original , lo
privó
de
todos los dones
sobrenaturales,
y
atraxo sobre él
y
sobre toda su pqs–
teridad esta
multitud
casi infinita de
toda
especie
de
ma–
les, que
nos
harán .gemir hasta- el
fin
de los siglos.
Ya
ha seis -mil años que Dios se venga,
y
su
venganza .
no
~stá
aún satisfecha: durará tanto corno el mundo;
y
el
fuego del infierno que su enojo encendió, durará eterna–
mente: concibamos otra vez, si es posible, por tan ter·
ribles efectos, la maliciacie la causa que los produce.
i
Quantas personas de una virtud distín'gnida , ricas en
merecimientos, que llegáron
á
un grado sublime de san–
tidad, por un solo pecado m-ortal se han condenado in·
felizmente?
,
Por mas que se haya vivido Jos sesenta, los ochenta
años en el exercicio de la penitencia : por mas que se
hayan practicado los áctos de · las mas heróycas · virtu- .
des ; quando una· pers-ona hubiese convertido todo
el uni·
verso,
y
obr.ado para ello los mas estupendos milagros,
un solo pecado mortal destruye, aniquila, por decirlo así,
en
un momento to:lo esto, en un momento está en des–
gracia.
de Dios, en un momento se hace horrible á sus
ojos ;
y
si muere con este pecado , es por toda la ·eter–
n idad el obj eto fatal de su furor y de sus venganzas.
Luego es verdad que el pecado-
no
solamente es el
-solo mal , hablando en rigor , sino que no puede haber
otro mal que
él:
i
y
se mira como tal? ¡Ah, el pecado
ag rada, el pecado tiene atractivos,
y
se puede decir que
infinitas
pe~sonas
no hallan gusto en los placeres, sino
en quanto están sazonados, por decirlo así, con
algun
pecado! ¿No soy yo
de
este
número~
Porque
ique
hor–
ror he tenido hasta aquí al pecado? ¡Ah, Señor! Si con–
sulto la facilidad que he tenido en cometerlo,
y
el poco
dolor
que
he
tenido de haberlo cometido, ique debo pen-
sar' qué puedo decir?
.
.
.
D~testo,
Dios mio, mi éeguedad: admiro
y
adoro
vues–
tra
bondad
y
vuestra paciencia: perdonadme mis desór–
denes pasados: mi penitencia será la prueba mas fixa
de
mi dolor. El
pecado es
el
solo mal
que debo temer:
tam-
bien será
el solo
que
temeré.
··
·
JA-