DE QUARESMA.
si estás en pecado
mortal,
i
que eres
á
los ojos de
Dio, ,
que
solo conoce
perfectamente
d
méri to de todas las co ·
sás?
Un obj eto de horror, el objeto de su ind ig nacion
y
de su
furor. Infiere de aquí quá1 es la malicia del peca–
do mo rtal. Que. un hombre
muera
pobre ,
despreciado,
desgraciado, import?. poco; este hombre es dichoso si
está
sin pecado monal;
i
pero
que vieI!e
á
ser á la hora
de la muerte el
mayor
rey del
universo,
el hombre mas
dich0so
del
siglo ,
si muere en
pecado?
·
Considera,
que
todas las
desdichas que han sucedido
desde el
principio
del
mundo:
qne este
diluvio
de males
que inunda
toda
la tierra , guerras, pestes , inc€ndios, en–
fermedades
y
otras
cien
plagas:
que
la
condenacion eter–
na de tantas almas:
que
el mismo infierno, aquel
cen–
tro donde
se
hallan juntos todos los
males, todo
esto no
es
efecto
sino de
una
culpa
mortal:
juzga
por
aquí qué
mal es
el
pecado mortal.
No babia criaturas
mas
nobles ni ·
mas perfectas
que
los
ángeles;
y
sin embargo,
un solo pecado
mortal ,
que
· solo
fué
un
consentimiento dado
á
un pensamiento de or–
gullo,
y
que
no duró sino
un
momento, precipitó
á
los
infiernos,
y
condenó á
suplicios eternos
un ian gran nú–
mero
de
criamras
tan excelentes,
que podían
dar
á Dios
tanta gloria
por
toda
la
eternidad~
y
que
Dios
había
he–
cho singularmente para
su
gloria. Concibamos despues
de
esto,
si es posible, lo que
es
un pécado mortal :
este
pe–
cado que se
comete
tan fácilmente,
y
casi sin escrúpu–
lo : este pecado que es tan universal en
todas
las edades
de
la
vida: este
pecado
que
se
comete muchas veces rien–
do
y ·
sin el menor pesar.
l,Dirémos,
Dios
mio,
que
sabemos nuestra
religion~
i
que
tenemos la
mas leve
tintura
de
ella? Nos familia–
rizamos
con el pecado mortal, siendo así que
el menor
pecado mortal es el mayor mal,
y
aun el solo
mal
que
hay
en el mundo:
iY
se
vive un
solo
momento
en pe–
cado~
P UN T
O
S'E G U N D O.
·Considera, que por
terrible
que
sea la
pena
con que
castiga·
Dios el
pecado, no iguala jamas
á
toda su ma–
licia.
Un